Olivia y Anna, hermanas de 6 y 1 años desaparecidas en Tenerife

Nueva hipótesis de la Policía tras el hallazgo en casa de Tomás, padre de Anna y Olivia

La Guardia Civil empieza a creer la posibilidad de que las niñas estén en el fondo del mar

La Guardia Civil registró ayer lunes, 17 de mayo, la casa de Tomás Gimeno por cuarta vez con la intención de dar con alguna pista que les conduzca hasta las niñas. Se trató del cuarto registro y para ello tuvieron la ayuda de un grupo canino especializado, ya que hoy se cumplen tres semanas desde su desaparición y todavía no se sabe nada de ellos.

En ese registro se han hallado dos posibles pistas que podrían ayudar a la investigación: unas bolsas de tamaño jardín que Tomás podría haber utilizado para llenarlas de ropa de las niñas, y un poco de tierra removida en medio de un jardín poco cuidado y lleno de malas hierbas. Este segundo hallazgo es lo que más ha llamado la atención de los investigadores, por lo que recogieron un poco de esa tierra para analizarla. 

A pesar de todo, la Guardia Civil sigue trabajando con otras hipótesis que ayuden a arrojar algo de luz al caso, pero cada día que pasa es un añadido más a las hipótesis que plantean que este caso podría no acabar bien. Ahora, la Benemérita trabaja con la idea de que Tomás pudiese acabado con la vida de las niñas en su casa y que más tarde pudiese habérselas llevado dentro de las bolsas al barco para arrojarlas luego al fondo del mar.

Las niñas podrían estar en el fondo del mar

Esta teoría explicaría por qué la noche de su desaparición no hubo nadie que viese a las niñas junto a Tomás en el embarcadero, ya que los testigos y las cámaras únicamente le vieron a él metiendo bolsas y mochilas en el barco. Según esta hipótesis, en esas bolsas estarían los cuerpos de las dos niñas, Anna y Olivia.

Cuando él zarpó en su barco y logró alejarse lo suficiente, la teoría apuesta por el hecho de que Tomás lanzase las bolsas al agua y se marchase de allí, aunque los investigadores todavía no tienen claro cómo pudo hacerlo. 

Por esta razón, la Guardia Civil ha pedido autorización judicial para inspeccionar el fondo marino, para lo que ha contactado con el Instituto Español de Oceanografía (IEO) que ha cedido un sonar y un robot marino para ayudar a llevar a cabo estas tareas de reconocimiento.

María Gámez, directora general de la Guardia Civil, confirmó ayer que se habían tomado estos pasos para incorporar estos recursos a la búsqueda de Anna y Olivia, a quien ya se estaba buscando por tierra, mar y aire desde el día en que desaparecieron. 

La directora ha explicado que el Instituto de Oceanografía ha mostrado una total predisposición para ayudar en las tareas de búsqueda, y ha admitido que el material facilitado permitirá buscar a las niñas en el fondo del mar, aunque los investigadores siguen teniendo esperanzas de no encontrarlas allí abajo, porque eso supondría algo de esperanza para seguir pensando que podrían seguir vivas. 

Por esta última opción siguen optando la mayoría de amigos y conocidos del padre, Tomás, que no creen que haya sido capaz de hacerle daño a unas niñas por las que sentía «devoción», a pesar del rechazo que tenía hacia la madre y al nuevo novio de ella, un hombre de 60 años bastante mayor que ella y con quien no quería que sus hijas pasaran un solo minuto.

La Guardia Civil ha puesto «todos sus medios personales y materiales para resolver estas desapariciones cuanto antes, mejor», según ha informado María Gámez, y ha valorado «la tenacidad, la dedicación, el esfuerzo y la obstinación también emocional» de todos los medios desplegados en la zona para encontrar a las niñas.