Millaray Cattani, joven de 15 años que se quitó la vida el 14 de abril de 2021 en Puerto Deseado (Argentina)

Mila, la chica que se quitó la vida con 15 años, ocultaba una triste realidad

La familia de la joven ha denunciado que fue víctima de abusos sexuales hace dos años y la justicia lo investiga

Millaray Cattani tenía 15 años, era la menor de cuatro hermanos, y vivía con sus padres en la ciudad argentina de Puerto Deseado. El pasado 14 de abril, su abuela fue a llevarle el desayuno y la encontró muerta. Se había colgado con un cinturón de la puerta del dormitorio.

La noticia causó una gran conmoción en su entorno, pero la tragedia escondía una verdad todavía más dolorosa. En los cuadernos de la adolescente habría escrita una frase inquietante: «Me duele mucho lo que me hizo G.». La nota tenía fecha de 2019, hace dos años.

Con la necesidad de entender lo que le había pasado a Millaray, su hermana y sus amigas empezaron a indagar. La nota les condujo hacia una horrible realidad, y es que Mila había sido violada dos años antes, cuando solo tenía 13. El supuesto agresor fue un hombre mayor que la hostigaba.

Este fue el punto de partida de la lucha que llevan adelante los familiares de Mila para que se sepa la verdad. Creen que hay un pederasta violador suelto mientras su hija yace muerta en el cementerio. Quieren que esa persona pague por lo que hizo, que caiga sobre él todo el peso de la ley.

La lucha de su familia

«Millaray era una adolescente que nunca había mostrado comportamientos suicidas», dice su hermana Ayelen en redes sociales. Eso fue lo que les llevó a investigar. «Sabemos con certeza que todo este sufrimiento se lo provocó una sola persona», asegura.

Según explica, «buscamos en sus libretas, cuadernos, agendas, computadora. También nos llegaron testimonios de gente cercana a ella. Todo nos llevaba a un solo nombre, un solo culpable, que se atrevió a robarle la inocencia con 13 años».

En su relato asegura que abusó sexualmente de su hermana, y que la siguió hostigando psicológicamente «hasta el último minuto de su vida». La familia denunció inmediatamente los hechos, y creen que la misma persona está detrás de otros abusos.

«No queremos que haya más Millaray que sufran por culpa de este tipo, queremos que se haga justicia», concluye Ayelen. Quieren que el responsable sea juzgado y condenado, «para que Mila pueda descansar en paz».

G. E. M, el presunto culpable

El presunto violador de Mila es G. E. M, el hermano siete años mayor de una compañera de clase Mila. «Él es quien violó a mi hermana, y es la última persona que estuvo en contacto con ella», desvela Ayelen. Este detalle podría ayudar a reconstruir los últimos instantes con vida de la adolescente. 

La noche antes de su fallecimiento, Millaray estuvo en contacto con G. E. M. hasta la 1 de la madrugada. Iban a quedar a escondidas, pero finalmente el sospechoso no acudió a la cita porque estaba con otra chica. Eso hace pensar que la joven podría mantener una relación de amor y odio con esa persona. 

«Mi hermanita fue abusada sexualmente hace dos años, pero nunca nos dijo nada ni a mí ni a mis hermanos», explica Ayelen. Recuerda que «a esa edad solo confías en tu círculo cercano». Y cree que su hermana estaba confundida y sometida a una gran presión que sufrió en silencio. 

Será difícil demostrarlo

Pero una cosa es la certeza que tenga la familia, y otra que se pueda demostrar en un juicio. Una de las abogadas de la familia explica que existen dos expedientes. Uno es el que ha abierto un juzgado de oficio, y el otro la denuncia de la familia por un caso de supuestos abusos sexuales. 

«Desde el punto de vidta legal se hizo todo lo que se podía hacer, pero el testimonio fundamental siempre es el de la víctima. Y en el caso de Millaray, lamentablemente, ya no está con nosotros», explicó la letrada. 

Según ha revelado otro abogado del caso, el expediente cuenta con cinco testimonios que relatan el abuso sexual que sufrió la víctima. También contiene capturas de pantalla de la última conversación de la víctima antes de quitarse la vida. «Fue a través de Instagram con su presunto agresos», añade.

A lo largo de dos meses de investigación, han solicitado tres órdenes de registro y dos de interrogatorio del acusado. Pero ninguna de ellas ha obtenido una respuesta afirmativa. Las pruebas son insuficientes para la prisión provisional, pero la acusación pedirá un análisis de sus redes sociales y un perfil psicológico.