Joaquín Fernández u Joaquín Amills, hijo y padre

Joaquín, el hombre que arropa a la familia de Anna y Olivia, también perdió a un hijo

El portavoz de Beatriz Zimmermann no sabe nada de su hijo Joaquín desde el 11 de septiembre de 2008

Joaquín Amills es presidente de SOS Desaparecidos. En las últimas semanas se ha hecho conocido por ser también el representante de la familia de Anna y Olivia. Está siguiendo muy de cerca el caso de las niñas desaparecidas en Tenerife.

Anna y Olivia, de 1 y 6 años, fueron secuestradas por su padre, Tomás Gimeno, el 27 de abril. Desde entonces no se sabe nada de ellas. Un dispositivo sin precedentes busca a las dos hermanas por todos los medios.

SOS Desaparecidos  se ha implicado también en esta búsqueda. El alma de la organización es Joaquín Amills, que también representa a la familia. Él entiende mejor que nadie su sentimiento, ya que su hijo desapareció el 11 de septiembre de 2008.

El caso de Joaquín Junior

Joaquín, a quien su padre llamaba Junior, salió al mar frente a las costas de Almería el 11 de septiembre de 2008. Tenía 23 años, y nunca más lo volvieron a ver. Desapareció en extrañas circunstancias, hubo incluso imputados, por el caso nunca se resolvió.

La sentencia descartó la participación de terceras personas y dio a Joaquín como desaparecido. Pero su padre lo tiene claro: «Mi hijo fue asesinado, lo tengo clarísimo, lo único que tenemos son contradicciones y mentiras».

Joaquín y otro joven, Juan David, sustrajeron una embarcación del puerto para ir en busca de un alijo de droga. Juan David fue rescatado por un pesquero. Según su versión, se quedaron sin combustible, se lanzaron al mar, y Joaquín se ahogó.

La verdad es que nunca encontraron su cuerpo. El único superviviente ofreció hasta tres versiones distintas, todas ellas contradictorias. La investigación careció de medios, y un tiempo después se dictó una sentencia sin culpables.

Joaquín, un padre coraje

Joaquín recuerda a su hijo cada 11 de noviembre, pero ha convertido su dolor en lucha.

«No guardo odio ni rencor, solo quiero encontrar el cuerpo de mi hijo para enterrarlo», dijo en una ocasión. 

Desde el primer momento, Joaquín removió cielo y tierra para que destinaran más medios al caso de su hijo. Incluso trató en repetidas ocasiones de ponerse en contacto con el entonces ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

También quiso entrevistarse con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Todos los esfuerzos fueron en vano, pero el presidente le trasladó su solidaridad. Aun así, este padre coraje nunca quiso que su caso fuera mediático.

SOS Desaparecidos

Consciente de que miles de familias en España pasan por la misma situación, intenta darles apoyo desde la organización SOS Desaparecidos. Desde allí hacen campañas de difusión para pedir colaboración ciudadana para encontrar a los desaparecidos.

Pero además, la asociación cuenta con un amplio equipo de psicólogos y criminólogos que complementan las tareas de búsqueda. Ha seguido muy de cerca los casos de Marta del Castillo, Diana Quer, Gabriel Cruz y, ahora mismo, el de Anna y Olivia.

Joaquín reconoce el valor que tienen los casos mediáticos para dar relevancia también al resto. «Son una oportunidad para establecer nuevos protocolos, aportar nuevas herramientas, y hablar de otros desaparecidos y lo que sufren las familias», dice.

Al lado de Anna y Olivia

El caso del hijo de Joaquín coincidió en el tiempo con la desaparición de Marta del Castillo. Los casos se parecían mucho. En ambos casos el cuerpo de la víctimas nunca apareció, y los sospechosos incurrían en muchas contradicciones.

Doce años después, se ha vuelto a encontrar con un caso parecido. Como presidente de SOS Desaparecidos, hace también de portavoz de Beatriz Zimmermann, la madre de Anna y Olivia. Sabe lo que es perder un hijo en alta mar y no saber nada de él.

Joaquín arropa a la familia de Anna y Olivia y les da tranquilidad. También coordina las actividades de SOS Desaparecidos y atiende a los medios. Pero pocos conocen su tragedia, la de aquel 11 de septiembre en el que su hijo se fue para siempre.