Cinta de la guardia civil para delimitar un cordón de seguridad

La extraña desaparición de una joven de 19 años en España: No descartan nada

La joven, de origen rumano, ejercía la prostitución en la carretera y su compañero de piso denunció su desaparición el pasado viernes

La Guardia Civil busca desesperadamente a Florina G., una joven rumana de 19 años de la que se perdió la pista hace ya varios días en Valencia. La desaparición fue denunciada el pasado viernes. La joven ejercía la prostitución en la carretera y la policía no descarta que pueda tratarse de un secuestro o de un crimen.

Florina ejercía la prostitución en la autovía conocida como pista de la Silla, cerca del término municipal de Albal, en el área metropolitana de Valencia. Fue su compañera de piso quien denunció la desaparición ante la Guardia Civil de Alfafar, el pasado viernes.

Entonces el Grupo de Homicidios de la Guardia Civil puso en marcha una investigación que de momento no ha dado resultados y sigue en cursos. Mientras siguen buscando a la joven, no descartan ninguna línea de investigación, incluso un posible secuestro, un crimen o una desaparición voluntaria de la chica. 

La voz de alarma la dio su amiga al ver que habían quedado, el viernes por la tarde, y Florina no se presentó a su cita. Fuentes de la investigación aseguran que todos los esfuerzos se centran ahora en identificar el último coche al que pudo haber subido la chica, si tal y como consta ejercía la prostitución en la carretera.

Los agentes creen que ese conductor puede estar implicado en la desaparición de la joven, ya sea como cómplice o como autor material del delito. Tampoco se descarta que la chica haya desaparecido de forma voluntaria, como suele suceder en estos casos, pero si no es así, habrá que esclarecer una posible responsabilidad criminal.

Temen un rapto o una agresión

El Grupo de Homicidios teme que Florina haya podido ser raptada o agredida por un cliente o proxeneta. La principal hipótesis es que subió a un coche de un desconocido y no regresó al lugar donde ejercía la prostitución. La joven que denunció su desaparición, también de origen rumano, explica que llamó por teléfono a los hospitales y a la policía por si había tenido algún problema, pero nadie sabía nada.

Ambas se habían citado a las 10 de la noche del viernes para regresar juntas al piso donde viven, en un pueblo de la comarca de la Ribera Alta. Su compañera de piso, que también ejerce la prostitución, explica que «ella no vino y me fui, muchas noches cogemos un taxi y otras nos lleva a casa algún cliente, creía que llegaría más tarde o me llamaría por teléfono, pero no lo hizo y empecé a preocuparme».

Memorizaba las matrículas 

La joven manifiesta su temor a que alguien le haya podido hacer daño a su amiga, y explica que Florina solía memorizar las matrículas de los coches de sus clientes por si alguien le causaba problemas. «Yo también lo hago antes de subirme al coche», añade.

Luego llamó a su amiga varias veces por teléfono pero no logró localizarla, así que se dirigió al cuartel de la Guardia Civil en Alfafar, donde denunció su desaparición. Por las circunstancias del caso, y tras comprobar que Florina había denunciado anteriormente una agresión de alguien de su entorno, el Grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia se hizo cargo de la investigación.

En un primer momento, varias patrullas de la Guardia Civil buscaron a la joven en los campos y caminos cercanos, pero sin encontrar ninguna pista de su paradero. La investigación sigue en marcha. Según su compañera, ejercían la prostitución por su cuenta sin coacciones ni extorsión de ningún proxeneta, pero una de las líneas que sigue abierta apunta a que podría haber escapado con alguien que le estaría ayudando a huir de una red criminal.

Desafortunadamente, el caso de Florina no es aislado y las chicas que ejercen la prostitución en la carretera están expuestas a todo tipo de peligros. En el mismo lugar donde desapareció Florina, el 10 de julio de 2004 murió una joven checa de un disparo en la espalda. La víctima también ejercía la prostitución y era explotada por una red de trata de blancas. En aquella ocasión, el móvil del crimen fue una venganza tras intentar escapar de su proxenetas.