Collage de Eugenio y Manuela Chavero

La autopsia de Manuela Chavero detalla que sufrió ensañamiento antes de fallecer

La joven tenía tres costillas y la nariz rotas, así como parte de sus dientes

La muerte de Manuela Chavero, la mujer que estuvo cuatro años desaparecida antes de que su asesino confesase el crimen y se encontrase su cuerpo, ha vuelto a la actualidad estos días tras conocerse los resultados de su autopsia, que arrojan algo más de luz a sobre qué pasó el día que desapareció y determinar cuál es la verdadera culpa de su asesino, que alega que Manuela murió de un accidente. 

Eugenio, el principal sospechoso y dueño de la finca donde se encontró el cuerpo, ha alegado en todo momento que Manuela murió de forma accidental tras mantener una discusión con ella, pero la autopsia ha determinado que el sospechoso miente en su confesión y que la víctima no falleció víctima de un accidente, sino que hubo ensañamiento contra ella. 

La autopsia, recogida por el diario 'ABC', pone de manifiesto que Manuela tenía tres costillas rotas, la nariz fracturada y que perdió parte de sus dientes. Según el documento, las heridas son compatibles con puñetazos, caída contra el suelo o mueble, y el uso de un palo y de un martillo contra ella. 

Así, queda claro que la muerte de Manuela fue violenta y no accidental, como Eugenio defiende. Él explicó a la Guardia Civil que Manuela fue a su casa para que él pudiera devolverle una cuna que le había prestado. Según su versión, la cuna no estaba en muy buen estado, lo que provocó que Manuela se enfadase y se enzarzaran en una discusión que acabó con la caída de Manuela, perdiendo ella la vida. Asustado, Eugenio habría decidido ocultar el cuerpo y enterrarlo en un terreno propio. 

Los investigadores de la Benemérita creen que esta versión es falsa y llevaban tiempo buscando pruebas que lo confirmase, y parece que con la autopsia se corroborará su versión. De hecho, los resultados podrían agravar la condena a Eugenio, que se enfrenta a un delito de asesinato y una posible agresión sexual, que sería el motivo de Eugenio para atacar a Manuela. Si se acreditan estos delitos, el sospechoso podría enfrentarse a una pena de prisión permanente revisable. 

Una investigación de cuatro años para dar con su asesino

Manuela Chavero desapareció la noche del 4 al 5 de julio del 2016 en la localidad pacense de Monesterio. Desde entonces, nadie más supo de ella y la Guardia Civil empezó a pensar en una desaparición no voluntaria que apuntaba a Eugenio, que había sido el último con quien había mantenido una conversación por WhatsApp. Además, descubrieron que Manuela ya había tenido alguna relación esporádica con él, por lo que rápidamente pasó a considerarse el principal sospechoso. 

Los agentes interrogaron a Eugenio y registraron sus tres coches, pero no encontraron nada que les hiciera pensar que Manuela había estado con él esa noche. No había nada de ella en sus propiedades y no encontraron nada raro en sus declaraciones. La Guardia Civil siguió investigando entre otros contactos de Manuela, la mayoría de ellos hombres y que se habían interesado por ella con anterioridad. 

Tras registrar el pantano de Tentundía, cercano a la zona de la desaparición, la investigación no mostró grandes avances hasta que tres años después se vuelve a registrar la casa de Manuela. ¿Qué había cambiado? La Guardia Civil llevaba años recopilando pruebas de que Eugenio era el causante de su desaparición, pero hasta ese momento no se le podía acusar de nada. 

Tras volver a registrar la casa y la ayuda de la familia de Manuela, los investigadores filtraron a los medios de comunicación una supuesta estampilla que habían encontrado que podía contener información sobre el caso y que puso nervioso a Eugenio, quien llamó a una persona de su confianza —que resultó estar trabajando para la Guardia Civil— para explicarle su situación. 

Los agentes acabaron deteniendo a Eugenio, un joven de 28 años que vivía cerca de Manuela. Ante la presión de los agentes, Eugenio finalmente cedió y confesó que Manuela había muerto de manera accidental en su casa, que se asustó y enterró el cuerpo. Fue en septiembre de este año cuando, por fin, y después de cuatro años, los investigadores hallaron el cuerpo de Manuela y su familia pudo descansar tranquila.