Octavio Aceves fallecía este sábado 22 de mayo a los 73 años en un hospital de Guadalajara debido a unos serios problemas de salud tras padecer una infección renal hace unos años. Hace un tiempo, 'Semana' le entrevistaba, en lo que se convertiría en la última confesión ofrecida por el vidente antes de dejar la vida pública.
En la citada entrevista, Aceves confesaba que hacía poco tiempo que le habían diagnosticado Alzheimer, y por tanto, decidió retirarse de la vida pública. Además, el vidente habló de que tuvo que someterse a un tratamiento médico y psiquiátrico. Siempre agradece todo su apoyo y cariño a las dos personas que más cerca han estado de él: su amigo, el vidente Rubén Barea, y su secretaria Macarena.
Macarena y su discípulo Rubén, sus grandes apoyos en el peor momento de su vida
«Ella es mi secretaria y mi mejor amiga, como una hermana para mí», desvelaba el vidente, visiblemente emocionado al recordar lo importante que ha sido para él. Le ha cuidado como si fuera un hijo y siempre ha estado pendiente de todo para su mayor bienestar en estos últimos años complicados para Aceves.
«Es verdad que tengo algunos problemas económicos y me apaño como puedo. Pero menos mal que me ayudan Macarena y Rubén», aseguraba por aquel entonces. Octavio puso a la venta su casa de Madrid, que a su vez le serviría para afrontar las deudas que tenía. «Siempre me ha gustado vivir bien y he ganado mucho dinero, cierto, pero también lo he gastado. Me ha gustado disfrutar», dijo en su día, afirmando que durante muchos años se iba 40 días a disfrutar de la isla de Capri.
Allá por 2005 fue nombrado 'Ciudadano de Honor de Capri' y miembro del Senado de la Cultura, recuerdos que no olvida y hacen que fuesen «unos de los días más felices de mi vida. Capri es única, y junto con Venecia y París son las ciudades que más amo», confesaba.
Así se dio cuenta el vidente de que sufría Alzheimer
A Octavio le cuesta hablar de cómo entró el Alzheimer en su vida: «Me di cuenta de que estaba enfermo porque perdía la memoria, no me acordaba de las cosas y porque confundía a la gente una con otra, incluso a mis amigos. Era horrible. Al principio fue muy duro y agobiante, por eso decidimos que era mejor que ingresara en una clínica», advertía.
Por ello, el vidente se fue a vivir a un pequeño pueblo de Guadalajara. «Ahora echo de menos mi trabajo, es lógico, porque me gustaba mucho. Pero es que no puedo, de verdad. Así que he dicho basta. Ya he hecho bastante», comentaba a esta revista en su día.
«Dejar mi consulta también es un acto de cariño hacia mis clientes»
Octavio dejó su consulta y echando la vista atrás, se sentía orgulloso de todo lo que había dado por la gente en su medio siglo de trabajo como vidente. Además, señala que muchas de las personas que han acudido a su consulta han acabado siendo sus amigos. «Dejar mi consulta es también un acto de cariño hacia mis clientes. No quiero darles una mala información, y por eso prefiero que sigan con Rubén, que es mi amigo y también mi sucesor», aseguraba en la citada entrevista.
Su discípulo, Rubén, contaba a 'Semana' que una operación de nariz en 2016 no resultó como esperaba y ese problema añadido a una supuesta negligencia médica provocó el principio del fin, además de parar de trabajar, algo que notó mucho el vidente. «Eso le causó mucho estrés, no dormía, tenía hemorragias… A lo mejor Macarena y yo nos equivocamos ahí, porque donde nosotros veíamos estrés o depresión quizás era algo más que estaba camuflado», concluía su discípulo.