La vida de David y Rocío dio un vuelco el 6 de julio del año pasado, cuando su hija de 5 años, Leire, murió atropellada en Roquetas de Mar (Almería). El conductor, un legionario llamado Felipe, cuadruplicaba la tasa de alcohol y llevaba un cubata en el salpicadero. Sin embargo, el hombre se encuentra en libertad.
Han pasado los meses, y lejos de apagarse el dolor aumenta la indignación por la injusticia que encierra este caso. Los padres de la niña han vuelto a Badajoz, donde siguen con su batalla para que el asesino de Leire pague lo que hizo. “Le van a caer cuatro años y va a cumplir dos, ¿eso es lo que vale la vida de mi hija?”, dice David.
El padre de Leire no puede evitar recordar que “lo pusieron en libertad mientras yo veía el humo de incinerar a mi hija”. Ahora asegura que no descansará hasta arruinarle la vida a este hombre, “que no duerma ni una noche sin acordarse de mi hija”. ‘Justicia para Leire’ es el nombre de la campaña de recogida de firmas.
'Han atropellado a la niña'
A las ocho de la tarde del fatídico 6 de julio de 2021, David López empezaba su turno en la cocina del restaurante de Aguadulce donde trabajaba. Apenas veinte minutos después recibió la llamada desconsolada de su mujer, Rocío: “Han atropellado a la niña”. David llegó antes que la ambulancia, pero la niña no respiraba.
El pequeño cuerpo de Leire estaba rodeado de un charco de sangre en el paso de peatones donde la atropellaron, en el barrio del Parador de Aguadulce. Minutos antes, un Seat León la había levantado del suelo y la había arrastrado varios metros. Murió en el acto debido a un traumatismo craneoencefálico y una hemorragia interna.
El atropello sucedió cuando Leire caminaba de la mano de su madre y agarrando la correa de su perrita. En el coche iba Felipe, un legionario destinado en la base almeriense Álvarez de Sotomayor. Tras atropellar a la niña se bajó del coche y, visiblemente perjudicado por el alcohol, se apoyó en el capó con las manos en la cabeza.
'Iba tan borracho que ni la vio'
Según el auto del juez, “el vehículo sobrepasó sin detenerse el paso de cebra arrollando a la niña a pesar de que la madre intentó tirar de ella”. Según David, “iba tan borracho que ni la vio”. El atestado policial confirma que “mostraba signos evidentes de encontrarse bajo los efectos del alcohol”.
Según el informe, al legionario le apestaba el aliento a alcohol, tenía los ojos enrojecidos, hablaba con la boca pastosa y andaba tambaleándose. Además llevaba un vaso con ginebra y tónica en el salpicadero. La prueba de alcoholemia mostró 0,98 mg/l por aire aspirado, cuatro veces más que la tasa permitida.
Pero es que además el coche iba a más de 70 kilómetros por hora en una zona limitada a 50. Se trata de una vía que cruza por delante de un supermercado del Mercadona, donde los conductores suelen frenar porque está concurrida. El conductor fue detenido y puesto a disposición judicial, pero quedó libre.
Han vuelto a Badajoz
David, de 34 años, y Rocío, de 28, necesitaron atención psicológica ante el brutal impacto de haber perdido a su hija allí mismo. Días después estaban en la puerta del crematorio incinerando a su hija cuando se enteraron de que el conductor quedaba en libertad. “Mientras ese hijo de puta se iba a casa, mi hija ya no existía”.
La Fiscalía presionó para que el juez mantuviera al legionario en prisión preventiva, pero no fue así. Incapaces de sobrellevar la muerte de Leire, sus padres abandonaron Roquetas y volvieron a Badajoz. Allí empezaron una nueva batalla, con la determinación de que el asesino de Leire pague por lo que hizo.
Seis años antes, David y Rocío habían dejado su Badajoz natal para irse a Roquetas, donde nació su primera hija, Leire. David trabajaba y Rocío cuidaba de la pequeña mientras esperaban a su segundo hijo. Eiden nació el día de Nochebuena, medio año después de perder a su hermana en un atropello.
Sólo quieren justicia
La campaña ‘Justicia para Leire’ en la plataforma Change.org lleva ya 140.000 firmas, a las que hay que sumar las miles recogidas en papel por toda España. Piden que el conductor sea juzgado por homicidio doloso y no por homicidio imprudente. De momento, el auto del juez establece un posible homicidio imprudente.
El homicidio imprudente se castiga con penas de 1 a 4 años. Se podría sumar la conducción bajo los efectos del alcohol (de 3 a 6 meses) y el delito de conducción temeraria (de 6 meses a dos años). La familia de Leire ha recurrido el auto, y está pendiente de la decisión de la Audiencia de Almería.
David no trabaja porque está de baja psicológica, pero ha rechazado el dinero que le ofrece la otra parte para llegar a un acuerdo. Asegura que es dinero manchado, y que lo único que quieren es justicia. “Daría todo el dinero del mundo para arruinarle la vida, para que se acuerde todas las noches de mi hija”, concluye.