El actor estadounidense Matthew McConaughey ha dejado en el aire la posibilidad de saltar algún día al ring de la WWE, la lucha libre profesional. A sus 51 años, el tejano sigue mostrando su pasión por la lucha libre profesional y no descarta probar suerte en este evento que se televisa en más de 150 países de todo el mundo y que goza de una gran popularidad en los Estados Unidos.
La pregunta que se hacen los fans es hasta qué punto es seria esta posibilidad y si realmente el actor está en la actualidad preparado para emprender un reto así. Lo cierto es que McConaughey es un gran seguidor de la WWE y que se ha dejado ver en varias ocasiones en este espectáculo, la última de ellas, animando al luchador Drew McIntyre.
Preguntando al respecto de esta noticia, el protagonista de Dallas Buyers Club ha comentado haber estado siempre interesado en ese tema y que en una ocasión estuvo charlando con Dwayne ‘La Roca’ Johnson de su experiencia en la lucha antes de su reconversión en el sentido opuesto (de luchador a actor). McConaughey parece estar fascinado con esa posibilidad e incluso desvela que se lo ha comentado a sus hijos cuando se sientan juntos frente a la televisión para ver los combates. Aun así, confiesa que, ante su escepticismo, les ha dicho que siente que hay algo esperándole en ese cuadrilátero, pero que “todavía” no les va a dar esa sorpresa.
No es la primera vez que Matthew McConaughey hace referencia a su pasión por los deportes y los juegos. Ha confesado que, en una ocasión, junto con su hermano Pat, estuvo jugando al blackjack durante 11 horas consecutivas, además era un cliente habitual del Casino Aladdin de Las Vegas, actualmente Planet Hollywood. Tanto es así, que en un juego de unas reglas tan concisas y sencillas como las del blackjack, ha llegado a disfrutado de privilegios que algunas veces reciben los jugadores VIP por parte de los establecimientos. Incluso, cabe destacar que Aladdin llegó a ofrecerle una suite para vivir de forma gratuita.
Un tipo peculiar reconvertido en un sensacional actor
En mayo de 2019, el actor ponía en marcha un proyecto muy diferente al comenzar a reunir a partir de los diarios que escribe desde los 15 años lo que terminaría convirtiéndose en una peculiar autobiografía. En ella desvela incluso desagradables pasajes de su vida que jamás se habían conocido, así como la tormentosa relación de amor entre sus padres.
Llama la atención que en la primera frase del libro el actor advierte de que no se trata de unas memorias al uso. Y es que la cantidad de pegatinas, notas escritas a mano y extrañas anécdotas que nada tienen que ver con su profesión, salen de lo común en una autobiografía de una estrella de Hollywood. Para comprender esto, basta darse cuenta que el actor resume su gran noche en la que ganó el Oscar de la Academia en tan solo dos frases cortas, tales como “Pronunciaron mi nombre en el estrado. Acababa de ganar el Oscar al mejor actor”. En cambio, dedica hasta cinco páginas en el relato para describir una noche de borrachera en Montana con unos desconocidos. Otro hecho que demuestra la peculiaridad del actor es que, siendo ya una estrella, vivió durante tres años en una autocaravana recorriendo el país acompañado únicamente de su perro.
En lo que respecta a su faceta de actor también experimentó una sorprendente metamorfosis. Tras ser padre, pasó de ser el protagonista guaperas que luce músculos en comedias románticas (muchas veces de dudosa calidad), a anteponer los papeles que le reportaran más satisfacción que dinero, lo que al principio trajo como consecuencia que estuviera algunos periodos en el dique seco.
Fue a partir de ahí que llegaron los trabajos más valorados por parte del tejano. The Lincoln Lawyer y El Lobo de Wall Street fueron posiblemente los primeros frutos, que fueron precedidos por varios más. Causó sensación en 2014 por su interpretación del detective Rustin "Rust" Cohle en la primera temporada de la aclamada serie True Detective. Un trabajo que le situó en lo más alto y fue premonitorio en la conquista del Oscar que alcanzó ese mismo año encarnando al vaquero Ron Woodroof en Dallas Buyers Club.
Sería una pena perder por el cuadrilátero a un actor que en sus primeros trabajos nos empalagaba en su papel de galán de comedia, pero que ahora nos fascina encarnando a los personajes más exigentes.