María Romay Barja, mujer del Director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, está emparentada con un jurista español exdirigente del Partido Popular.
La investigadora de enfermedades tropicales lleva veinte años casada con el zaragozano de nacimiento que ha estado al frente del dispositivo sanitario en la crisis del Coronavirus, como también lo hizo en el caso del Ébola.
El primer apellido de la mujer que controlaba 'Arca Asociados' hasta 2019 se remonta hasta tierras gallegas, al igual que ocurre precisamente con quien fuese Ministro de Sanidad durante el primer mandato de José María Aznar, Diputado, Conselleiro de Sanidad y Agricultura y Presidente de la Diputación de A Coruña hasta comienzos del año 2000, José Manuel Romay Beccaria.
Una mujer con una larga trayectoria
La familiar del histórico exdirigente del Partido Popular y letrado del Consejo de Estado hasta 2018, María Romay Barja, ha trabajado para entidades como 'Médicos Sin Fronteras' o la 'Fundación Paz y Solidaridad' en varios países de América Central (Guatemala o Cuba) y África (Mozambique, Somalia o Burundi), donde residió junto a su marido e hijos hasta finales de los años noventa que decidieron volver a su país de origen. Ahora la familia vive en un unifamiliar situado a las afueras de la capital española, donde se criaron sus tres hijos.
En la actualidad, esta científica especializada en enfermedades tropicales es Community Manager de la 'Red de Investigación Cooperativa en Enfermedades Tropicales (RICET)' en el 'Instituto de Salud Carlos III', trabajo que compaginó hasta finales de 2019 con su cargo de Administradora de la sociedad Arca Asociados.
Según el Registro Mercantil, la mujer de Fernando Simón era accionista junto a otros tres socios de esta firma, en la que a partir de 2010 ejercía como administradora única.
Arca Asociados convocó el pasado mes de noviembre una junta general de accionistas, de carácter extraordinario, para sellar su disolución.
La sociedad, que contaba con 5 trabajadores a finales de 2018, optó por la disolución tras entrar en números rojos en sus dos últimos ejercicios, a pesar de que sus ventas, ambos años, habían superado el medio millón de euros.