Tras perder a su hija, Rocío Carrasco vio como poco a poco su hijo empezó a cambiar. Así, relata en el último capítulo la forma en la que perdió también a su hijo David, quien finalmente se iba a vivir con su padre y su hermana.
«David empieza a cambiar a raíz de que su hermana se va de casa. Era un niño que moría por su madre y por su abuela, muy cariñoso. En el colegio todo el mundo lo adoraba, profesores, compañeros... se hacía de querer. Me sentía amada por mi hijo», explica acerca del carácter del niño.
Rociíto recalca que Antonio David le quitó la oportunidad de dejar que su hijo pequeño fuera algo más independiente, sobre todo por el miedo que tenía. «Pero, aún así, me habría gustado que fuese algo más independiente, que pudiese ir a por el pan, como cualquier niño de su edad. Pero, la realidad es que me daba miedo».
«He vivido el terror a la hora de educar», recalca. Sin embargo, al hablar de David, Carrasco no siente la misma pena y el dolor como por su hija, Rocío Flores. «Hablo de él sin pena, porque sé que es feliz. Mi pena con él es por la utilización que ha sufrido, y esa persona que ha usado esas circunstacias de su hijo para hacer más daño, para hacer mal».
A pesar de ello, reconoce que «la ausencia da pena, pero yo sé que si a él lo hubiesen dejado, me hubiese llamado y hubiese venido. No hace falta que nadie me lo diga. Él no hace ciertas cosas porque no se le han permitido, sé que me echa de menos», afirma respecto al cariño que considera que le sigue teniendo su hijo.
A pesar de ello, David también terminó siendo manipulado por su padre. «David empieza a cambiar en el colegio, que tiene problemas, que se pega con otros niños, les dice barbaridades que yo no le había escuchado jamás. Se volvió un niño arrisco, reaccionario. Le decía que tenía examen y se negaba a estudiar».
Al parecer, Antonio David se encargaba de encadilarlo con falsas promesas, lo que provocaba que su hijo no pusiese interés en los estudios. «Llegó una época en la que le daba igual, que se pegaba una hora de reloj frente al libro sin estudiar. Yo le decía que tenía que estudiar, y el me contaba 'Mi padre me ha dicho que me va grabar un disco con fulanito, que me va llevar a 'La Voz', que no tenía que estudiar'».
A raíz de esos episodios, Carrasco ya se iba temiendo lo peor. «Yo me iba viendo que eso iba a terminar como lo otro. Él se quería desahogar conmigo del otro núcleo familiar, pero yo le frenaba en seco. El padre lo que hacía era ver al niño al colegio durante el período que me pertenecía a mí, y al niño le iba diciendo cosas. Chantaje emocional, puro y duro. 'Te tienes que venir con nosotros porque tu hermana Rocío te echa de menos, porque tu hermana Lola...'»
Rociíto asegura que eso le parece todavía más cruel en el caso de un niño como David. «Es cruel hacerlo con un niño como David, ya que si con un niño cualquiera es cruel, con él más todavía».
«Le decía: 'Si tu madre te castiga, me llamas'. 'Si tu madre te dice algo, me lo cuentas'. Mi hijo me cuenta que han venido al colegio el padre con la hermana: 'Dile a tu madre que va a llorar lágrimas de sangre, que hasta que no te meta a la cárcel no va a parar'». Unas dolorosas palabras que Antonio David llegó a usar a su favor, asegurando que era ella la que las había pronunciado.
Poco a poco, Rociíto descubría que la manipulación afectaba a su hijo. «El niño llega un día al colegio diciendo: 'Mi madre es muy mala madre, mi madre no me quiere'. El director le pide a Antonio David que no venga al colegio a intoxicar al niño. Pero, finalmente no puede hacer nada».