El momento por el que ha tenido que pasar el rey Felipe no es fácil. 'Renegar' de su padre le ha costado mucho, y la decisión ha sido tomada después de recibir mucha presión por parte de la reina Letizia.
Ahora, tal y como ha desvelado Pilar Eyre en la revista 'Lecturas' hemos podido conocer la profunda tristeza de Juan Carlos tras conocer que su hijo tenía intención de renunciar a su herencia y de apartarlo. «El emérito estaba tan triste y abatido que abandonó sus ejercicios fisioterapéuticos, tan necesarios para su recuperación, se limitaba a estar sentado, solo, intercambiando mensajes con los escasos amigos que le quedan», ha comentado Eyre, hablando de la más profunda soledad de Juan Carlos.
La llamada que marcará un antes y un después
Cuando salieron a la luz las informaciones sobre el dinero opaco que tenía en dos fundaciones offshore en Suiza y contó que el beneficiario de dichas cuentas era su hijo, llamó a Felipe y le dijo: «Haz un comunicado y échame toda la culpa a mí». Y añadió: «Lo hago por la princesa de Asturias», ha relatado la periodista catalana, que ha añadido un comentario que podría ser muy analizable, y es que el emérito dijo princesa de Asturias, no dijo ni nieta ni Leonor. ¿Se referirá a Leonor o a Letizia?
Tras este 'consentimiento' del rey Juan Carlos, Felipe se sintió aliviado, ya que por una parte sentía un dolor inmenso por renegar de su padre, y por otro lado estaba siendo sometido a mucha presión por parte de Letizia Ortiz. Es por ello, que después de las palabras de su padre, y tal como explica Pilar Eyre, el rey llamó a su mujer para decirle: «Vamos a hacerlo».
El resto es historia, ya lo conocemos. Felipe renunció a la herencia de su padre, algo que ha marcado un antes y un después en la historia de la monarquía española. Letizia puede estar contenta ya que ha conseguido limpiar la imagen de su familia y no beneficiarse de todos los fraudes de Juan Carlos.