Decir que Alejandra Rubio ha sido la gran revelación televisiva de la temporada no sería, precisamente, hacer honor a la verdad.
La pequeña del clan de las Campos generó muchas expectativas previamente a su entrada en el mundo de la televisión.
Pero su paso por los programas de Telecinco no está siendo, precisamente, una explosión de frescura, ni está aportando los suculentos contenidos que se podría esperar de ella.
Sus participaciones en `Viva la Vida´ son escuetas y más bien neutras. Y ni tan sólo sus posibles romances o noviazgos están dando el juego deseable.
Un novio aquí, una discusión con su tía por allá. Y poco más. Ni siquiera la presunta atracción con Suso dio el juego esperado.
Aún así, Alejandra parece tener cierta querencia por el mundo de la comunicación catódica y ha declarado querer llegar más allá en esta etapa de su vida.
`No me importaría dedicarme a esto, me gusta, me lo paso bien´, llegó a confesarle a Cristina Tárrega recientemente.
Otra cosa bien distinta es lo que los de Mediaset quieran esperar para sacarle rendimiento: si no crea contenido por ella misma, los de la cadena (y sus programas estrella del corazón) sabrán sacárselo.
Tenemos bien presente la experiencia con las dos hija de Maria Teresa Campos, a las que programas como `Sálvame´ han rentabilizado con diversas polémicas y enfrentamientos.
No obstante, en esta ocasión, el futuro de la hija de Terelu en la televisión no depende únicamente de lo que `La cadena amiga´ decida hacer con ella. Hay planes personales de la Rubio que podrían complicar su continuidad ante las cámaras.
Y es que Alejandra ha optado por seguir con sus estudios de derecho. A priori, esta decisión se podría compaginar con su actividad televisiva. Pero según sea la dedicación necesaria, tal vez deba elegir una de las dos opciones.
Estudiar a distancia (de verdad, no como Avilés)
Alejandra retomaría sus estudios, pero en una modalidad no presencial. Al parecer, ser un rostro reconocible le causó ciertas incomodidades en su última etapa universitaria.
Dicha incomodidad se tornó, incluso, en ansiedad. Y fue ese aspecto el detonante (sospechamos que en conjunción con atractivas ofertas televisivas) lo que provocó que abandonase un curso a la mitad del periodo lectivo.
Nunca es tarde si la dicha es buena, como reza el conocido refrán. Y Alejandra volverá a la senda de los estudios. Lo que no sabemos es cómo afectará dicha decisión a su continuidad en la pequeña pantalla.