La llegada a La Rioja de la 'Familia Arcoíris' ha despertado la curiosidad de miles de ciudadanos en todo el país.
Se trata de un colectivo de larga tradición hippie que se ha asentado durante unos días en el Valle de Portilla. En mitad de la naturaleza, más de 200 personas acampan y practican sexo sin descanso mientras protagonizan rituales y rezos dirigidos a la Madre Tierra.
Su compromiso con valores como la armonía, la libertad, el amor, la paz y el igualitarismo les ha llevado a alejarse de la civilización actual. La gran mayoría de sus miembros viven apartados de la sociedad y se unen a los encuentros que se celebran cada mes en función de los ciclos lunares.
Con sus mochilas a cuesta, las personas que forman parte de esta comuna se desplazan cada mes por todo el mundo. Acuden a los distintos encuentros que se organizan en diversos parajes naturales y pueden llegar a concentrar hasta a 30.000 personas en Estados Unidos.
La iniciativa nació en Julio de 1972 tras la reunión organizada en Colorado por más de 20.000 personas herederas del Festival de Woodstock.
El conocido festival que marcó un hito en la historia hippie fue el punto de partida para la creación de la 'Familia Arcoíris'.
Celebrado para consolidar definitivamente la contracultura de los años 1960 fue un evento que consiguió reunir a muchas personas hartas del sistema y la sociedad. Ciudadanos que querían promover una nueva forma de vida más similar a la de nuestros ancestros.
Las profecías hopi, maya y cheroqui que sostienen la 'Familia Arcoíris'
El nacimiento de esta comuna hippie está muy ligada a varias profecías de otras culturas ancestrales que hacen alusión a los Guerreros Arcoíris.
Estos son descritos como personas nacidas para salvar a la humanidad de sus «desequilibrios de convivencia». Guerreros que vienen al mundo para proporcionar a la gente los principios y reglas para hacer una vida en armonía con la naturaleza.
En primer lugar, se trata de un concepto que está muy vinculado a la profecía Hopi, una tribu americana asentada en Norteamérica.
Según esta predicción, cuando «la tierra esté enferma y los animales estén desapareciendo» aparecerá una tribu de gente que «creerá en hechos y no en palabras». Personas «de todas culturas» que ayudarán a restaurar la «antigua belleza de la Tierra».
En segundo lugar, la profecía Cheroqui también habla de unos guerreros que vendrán al mundo para salvar el espíritu de los indígenas. «Los guerreros del Arcoíris traerán grandes cambios y transformaciones en la manera de vivir en armonía con la creación y todos seres humanos».
Por último, a través de la cultura Maya, la comuna augura la llegada de una nación de «seres multicolores» que crearán «los primeros hijos del Arcoíris».
Las normas en la 'Familia Arcoíris': «almas libres sin alcohol, tecnología o drogas»
Sin registros formales ni papeleos, la 'Familia Arcoíris' ha organizado a un gran número de personas con una perspectiva muy distinta sobre la vida. Se les conoce por vivir en armonía con la naturaleza y rechazar todo lo relacionado con el mundo urbano.
También muestran desdén hacia lo material y los alimentos industriales, defendiendo la autosuficiencia, el veganismo y el consumo en mercados orgánicos.
Además, están prohibidos el uso de dispositivos tecnológicos, así como la ingesta de alcohol y drogas. Algo que se ha modificado con el paso del tiempo, ya que al principio el colectivo estaba muy vinculado a las drogas de diseño. Ellos mismos se definen como «almas libres sin alcohol, tecnología o drogas».
El objetivo de sus encuentros no es otro que acercarse a la Madre Tierra y experimentar lo que es vivir en armonía.
Se centran en conectar con la naturaleza y con los hermanos y hermanas de su comunidad. Un vínculo que se estrecha a través del nudismo y la práctica de relaciones sexuales sin tapujos.
Además, aprovechan para hacer hogueras, practicar yoga y hacer rituales que pretenden restablecer la paz en el mundo.