Miles de científicos en todo el mundo trabajan a contrarreloj para desarrollar una vacuna eficaz que ponga fin al coronavirus.
En la Clínica Mayo han multiplicado los esfuerzos para investigar en profundidad el virus que actualmente tiene a todo el mundo contra las cuerdas.
Recientemente, el centro hospitalario ha anunciado su capacidad para producir 8.000 test serológicos al día para comprobar el nivel de anticuerpos en pacientes ya recuperados. El encargado de dirigir estas investigaciones es Gregory Poland, una referencia a nivel mundial en la lucha contra las enfermedades infecciosas.
Sin embargo, la investigación para dar con una vacuna eficaz para prevenir el Covid-19 se antoja muy complicada por diversas razones, como la falta de cooperación entre laboratorios y los problemas de financiación.
«En los dos coronavirus anteriores, la financiación se esfumó una vez que no persistieron como epidemia» señala Gregory Poland en una entrevista a 'El Mundo'.
Esta es una situación muy grave, puesto que ha impedido el desarrollo de una investigación a largo plazo que agilizara la búsqueda actual de una vacuna. Y es más grave todavía si tenemos en cuenta las palabras de Poland, que asegura que «este es el tercer coronavirus, pero llegará un cuarto y un quinto».
Según explica el científico de la Clínica Mayo, la historia nos ha demostrado que siempre ha habido plagas, guerras y hambrunas que han puesto al mundo entero en jaque. «Hoy pensamos que esta pandemia es una absoluta novedad, pero la Peste Negra ya sembró la devastación durante siglos. Así que debemos acostumbrarnos a estos virus» señalaba Poland.
Además el investigador considera que estos virus cada vez serán más frecuentes debido a nuestra forma de vida actual, puesto que «se ven favorecidos en este mundo tan interconectado y también por las continuas incursiones de nuestra especie en el hábitat salvaje».
Sin embargo, Gregory Poland no se muestra tan confiado con la posible desaparición del virus cuando aumenten las temperaturas. Una especulación que, según el científico, está basada en dos observaciones.
La primera se debe a que «los coronavirus estacionales generalmente desaparecen en verano» y la segunda a que el SARS «desapareció de manera espontánea en julio de 2003». Sin embargo, señala que con el MERS no sucedió lo mismo, por lo que «tampoco sabemos lo que pasará con este virus» señala el doctor.
Solo cabe esperar que la situación actual que estamos viviendo con el mundo paralizado a causa este nuevo coronavirus quizás sirva para que los Gobiernos empiecen a destinar más fondos a la investigación científica.