El pasado domingo se registraron casi un centenar movimientos sísmicos en la isla de Tenerife y los expertos detectaron una cantidad anormal de dióxido de carbono en la zona del Teide, según informa el Daily Mirror. Estos dos fenómenos podrían ser indicadores de una posible erupción inminente del volcán. El Instituto Volcanológico de Canarias emitió un comunicado en el que se informa del registro de actividad sísmica en la isla, que en algunos casos ha llegado a una profundidad de trece kilómetros.
Aunque también apuntan que los micro terremotos tenían una magnitud muy baja con relación a los que se producirían en caso de que el volcán estuviese realmente activo. La última erupción del Teide sucedió en 1909, y el volcán había restado inactivo desde entonces, pero su formación frágil lo hace extremadamente inestable, y algunos residentes de la isla ya han expresado su preocupación por una posible erupción.