Ha sido un mes y medio lo que finalmente tuvo que esperar Sara Viéitez, un joven gallega de 27 años, para que empiece su nueva vida. Tras mucho tiempo de incertidumbre, por fin hace apenas una semana recibía el corazón que tanto esperaba, aquel que le permitiría decir adiós a ese 'corazón de piedra' como ella misma lo llamaba.
Era el 7 de abril cuando recibía la tan esperada llamada de uno de sus cardiólogos, David, según recogía 'Informativos Telecinco'. Eran las cuatro de la tarde, recuerda perfectamente cuando recibía la noticia de que por fin había un donante. Le pilló en su casa de Cangas, en la provincia de Pontevedra, y no dudo ni un instante en aceptar, hacer las maletas y poner rumbo al hospital.
Una breve llamada a sus hermanos y a las once de la noche ya estaba en el quirófano. Ella misma explica como a las 23.36 su corazón dejo de latir, pero media hora después, a las 00.06 ya contaba con ese corazón nuevo que le permitirá llevar una nueva vida.
Fue una operación relativamente rápida y que fue un gran éxito. Tras abandonar el quirófano, era intubada y trasladada a la UCI. En el hospital, estuvo en todo momento acompañada por su madre, que no se quiso separar de su hija en un momento tan crucial para su vida y que sin duda iba a ser un antes y un después para las dos.
Cómo se encuentra tras la operación
Lógicamente, la joven tuvo muchos miedos ante de someterse al tan esperado trasplante. Una de los más patentes era el temor a que la operación no fuera bien y que realmente no volviera a despertar. Pese a todo, la joven ya se encuentra en planta, como explicaba en sus redes sociales hace apenas unas horas donde explicaba como una semana después que significaba para ella este proceso que ponía fin a más de un año de incertidumbre.
Además decidía compartir, dos imágenes en su cuenta de Instagram que reflejaban dos partes muy diferentes tras su operación. La primera de ellas era una semana después de haberse sometido al trasplante. Una imagen bella y llena de optimismo para demostrar que ahora empieza una nueva vida. «Una foto que pase a la gente que quiero para calmar nervios. Para sembrar paz. Para decir que Sara sigue siendo Sara, mirando como Sara y sonriendo como Sara», explicaba ella misma.
La segunda de las imágenes era de tan solo unas horas después de la operación. En ella aparece recién desentubada en un momento donde «el dolor me mataba, la morfina ayudaba». Pero a que pese ella misma dice que no sabía como iba a afrontar todo a partir de entonces, solo tuvo que mirar a su lado donde estaba su madre que «sonreía y decía 'ya está cariño, todo salió bien' y el calor llegaba y la felicidad».
El momento en que supo que su corazón era una 'roca'
Ella misma explicaba en una publicación de hace dos meses como fue el momento en que supo que su vida necesitaría un cambio. Relataba como se encontraba en las Urgencias del Hospital Povisa de Vigo y «no tenía ni la mínima idea de lo que venía por delante». Y eso que explica que «ilusa de mí, porque el cuerpo va avisando, pero siempre me costó escucharlo».
Fue entonces cuando le diagnosticaron una miocardiopatía restrictiva vinculada a la mutación del gen FLNC. Una rara afección del corazón que la obligaría a ser trasplantada sí o sí. Como ella misma decía, su corazón «es particular y no funcional. Está duro como una roca, lo cual es irónico teniendo en cuenta que yo soy un poco esponja emocional».