Los rebrotes de coronavirus están volviendo a poner a los hospitales españoles al límite de su capacidad. Nuestro sistema sanitario ha roto su techo de hospitalizaciones en los dos últimos meses, una tendencia ascendente que va a la par del número de casos diagnosticados.
Según el último informe del Ministerio de Sanidad, la cifra actual de hospitalizaciones ya es la más alta desde finales de mayo con 327 ingresados en los últimos siete días.
Los casos nuevos conllevan un aumento de los ingresos hospitalarios
Aunque el ritmo de crecimiento de las hospitalizaciones es por el momento algo más lento que el de casos diagnosticados, que en diez días casi se ha triplicado, la situación es realmente preocupante.
Más teniendo en cuenta que la media de edad de los casos ha disminuido considerablemente, pasando de los 60 a los 44 años.
A partir de la desescalada, el número de casos diagnosticados en personas mayores fue disminuyendo. Los nuevos casos se empezaron a detectar principalmente dentro de los grupos de edades más jóvenes, especialmente el de 15 y 29 años.
Tal y como explicó Fernando Simón en rueda de prensa «una edad más temprana implica cuadros más leves» o incluso asintomáticos, razón por la cual el número de ingresos hospitalarios había disminuido drásticamente en estos dos últimos meses.
Previsible aumento de la mortalidad y los ingresos en UCI
Por el momento, el número de ingresos en unidades de cuidados intensivos (UCI) y de fallecidos se mantiene estable con cifras muy inferiores a las de junio, cuando todavía persistían los efectos de la primera oleada.
Sin embargo, cabe esperar que la cifra de ingresos en UCI y fallecidos aumente dentro de dos o tres semanas, según la evolución de la enfermedad en los pacientes graves.
«Si se alcanzan 10.000 o 20.000 casos, habrá ya un número significativo ingresos en UCI y de mortalidad», advierte el doctor Joan Caylà, exjefe del servicio de epidemiología de la Agencia de Salud Pública de Barcelona al periódico 'ABC'.
De esta forma, la necesidad de controlar la transmisión está ahora más latente que nunca. Extremar las medidas en este punto se convierte fundamental para contener el virus y alejar la posibilidad de una segunda oleada que conlleve un nuevo confinamiento.