Desde la vuelta al cole en septiembre, una de las principales recomendaciones que ha dado Sanidad para evitar la exposición de niños y profesores en las clases ha sido tener siempre las aulas bien ventiladas, para lo que, la mayoría de clases se ven obligadas a mantener sus ventanas abiertas gran parte del día.
Hasta hace poco el problema no era demasiado, puesto que las temperaturas, aún suaves, permitían hacerlo sin que las aulas llegaran a enfriarse demasiado, bastaba con acudir con ropa de un poco más de abrigo. Sin embargo, desde hace unas semanas, son muchos los niños y padres que empiezan a pensar que la situación puede ser insostenible.
Hace ya un tiempo, las recomendaciones que dio Sanidad para la vuelta a las clases fueron muy claras, uso de mascarillas, mantener la distancia social, crear grupos reducidos o burbujas de alumnos y mantener en las clases una ventilación continua. Ahora que han pasado unos dos meses y el frío va haciéndose cada vez más intenso, muchos ya se preguntan como se va a poder sostener la situación.
Según testimonios recogidos por el diario 'El Español', son varios los colegios que viven la misma situación. Los alumnos ya van a clase con camisetas térmicas, forros polares, abrigos, calcetines de lana, y algunos incluso con botas de montaña, pero, solo estamos a principios de noviembre, ¿qué harán entonces cuando llegue una gran bajada de temperaturas en pleno invierno? Es lo que se preguntan todavía muchos padres y profesores. Por el momento no se ha dado ninguna solución.
Hace ya dos semanas la ministra de Educación hablaba sobre el tema, pero sus palabras poco aclararon: «Esto es lo que nos indican las recomendaciones sanitarias. Si luego podemos encontrarnos con algún utensilio que nos ayude a medir el CO2, lo vamos viendo. Pero ahora mismo ventilación y lavado de manos», afirmó.
Esta sería una solución para poder medir cuando sí y cuando no sería necesario mantener las ventanas abiertas. El CO2 es un gas que se genera por la respiración de las personas. El nivel que hay en el aire exterior suele ser de entre 500 ppm y 700ppm, se trataría de números óptimos, sin embargo, en espacios interiores en los que hay varias personas estos números suben, por la concentración del CO2. Con un medidor de este gas podría comprobarse la concentración del mismo en las aulas y ventilar solo cuando los parámetros no fueran los recomendados, es decir, si se llegara aproximadamente a los 800ppm.
Pese a esto, la polémica ya está sobre la mesa, los profesores a día de hoy se ven obligados a mantener las ventanas abiertas prácticamente todo el día y en muchos lugares de España, a primeras horas de la mañana ya hay temperaturas de menos de 10 grados.
Si bien es cierto que algunas comunidades ya han dado medidas para adaptarse un poco al frío. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid, según publica 'El Español', ha recomendado a sus centros escolares que, ahora que el frío empieza a intensificarse, ventilen las aulas únicamente 15 minutos cada hora, pero siempre con ventilación cruzada. En las horas de recreo y la comida habría que tener ventilación máxima.
Asociaciones de padres ya se están quejando de la situación y piden soluciones: «No es cuestión de cuanto va de abrigado un niño a clase, es cuestión de dotar a los centros de sistemas de depuración de aire para que esa ventilación sea necesaria solo en los descansos entre clase y clases. La salud de los niños está en juego y por ende la de las familias», denuncian, en declaraciones recogidas por 'El Español'.