Que el Coronavirus ha puesto patas arriba el panorama político en España, está ya fuera de toda duda, y conscientes de que la situación actual no tiene nada que ver con aquella en la que se fraguó el gobierno de coalición, en Moncloa tienen claro que para asegurar los presupuestos generales de 2021 habrá que ampliar el espectro y sumar apoyos.
En esa línea, la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, ha reconocido que el propio presidente Pedro Sánchez está dispuesto a «modular» o «adaptar» su pacto de coalición con Unidas Podemos para intentar sumar a otros partidos y asegurar unos presupuestos de reconstrucción en plena crisis y claves para la supervivencia de Sánchez en Moncloa.
«Estamos obligados a escuchar, a modular la propia hoja de ruta que teníamos previsto antes de la pandemia», dijo Montero, que precisó que eso no quiere decir modificar el pacto con Pablo Iglesias sino «escoger de toda la batería de medidas aquellas que más contribuyan a la reconstrucción de nuestra actividad».
La adaptación tendría que ver con los gastos más que con los ingresos, ya que Sánchez se abre a contener el gasto pero no renuncia a su reforma fiscal, que contemplaba subir impuestos como el IRPF a las rentas más altas, pero también una bajada para las pymes, del 25% al 23%, como un guiño a Ciudadanos para consolidar su apoyo.
Por otro lado, el Gobierno descarta también la derogación parcial de la reforma laboral, que también formaba parte del programa de coalición, y se limita a recordar que el calendario lo marcarán empresarios y sindicatos, o sea, «el diálogo social».
Ante los rumores de una modificación del pacto, Unidas Podemos intenta mantener la calma y simplemente recuerda que «el acuerdo de coalición exige su cumplimiento y está muy bien adaptado a la situación actual», aunque también admite que las circunstancias actuales pueden «flexibilizar» el programa.
Acercamiento al PP
Al Gobierno se le presentan semanas difíciles y de muchas negociaciones. Fuera de la coalición le esperan con las garras afiladas partidos como PP, Ciudadanos y ERC, que ya avisan al presidente de sus exigencias para su aprobación de los presupuestos. Desde Moncloa creen que «no es momento para matices, pero tampoco de vetos cruzados».
Porque las exigencias de unos excluyen las de otros, y en esta tesitura, Sánchez tendrá que decidir hacia dónde quiere tirar, y eso puede modificar no sólo su relación con su socio de coalición, sino también el futuro de la legislatura y de España.
En las últimas horas, el Gobierno ha iniciado un acercamiento al PP tras semanas de mucha tensión que, a pesar del tono bronco de esta misma mañana entre Pablo Casado y Pedro Sánchez, parece ir mitigando a tenor de las negociaciones que mantienen pesos pesados del Partido Popular con altos cargos del Gobierno para pactar la «nueva normalidad».
El propio presidente del Gobierno ha asegurado en el Senado que «si cambian de estrategia, hacen un giro de 180 grados y pretenden llegar a acuerdos con el Gobierno, no vamos a replantearnos nada porque le respondo sí, estamos dispuestos a llegar a acuerdos porque es lo que quieren todos los ciudadanos».
Aun así, en Moncloa tendrán que trabajar muy duro y negociar mucho si quieren el voto favorable del PP a los presupuestos, ya que por ahora parece aún muy lejano. Sin ir más lejos, la portavoz de los populares en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, ha exigido que Sánchez rompa con Unidas Podemos y los independentistas de ERC si quiere su apoyo.