Una de las primeras recomendaciones que hizo la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue la de utilizar la tarjeta de crédito como método de pago en los establecimientos.
Sin embargo, esta sugerencia de utilizar este sistema para efectuar los pagos, en lugar de hace uso de la forma tradicional, el efectivo, ha supuesto también que los clientes dejen de dejar propinas en los bares y restaurantes.
Agustín Ares, un trabajador de una cafetería situada en Santiago de Compostela, ha explicado cómo esta viviendo esta situación para el periódico 'La voz de Galicia'. Allí ha contado que ha cobrado importes tan bajos como los de un café, que cuesta 1,20€, con la TPV y que en barras y meses a penas dejan monedas como propina.
«Lo peor ahora es hacer la caja de noche y comprobar que está llena de papeles y que no tienes dinero para pagar las cosas al día siguiente, y tienes que ir al banco».
Si a esto se le suma la falta de turistas, quienes son los clientes que más propinas suelen dejar, está claro que la hostelería no está atravesando su mejor momento.
'La voz de Galicia' también ha compartido el caso de otro pequeño establecimiento que cuenta que ha necesitado todo el mes de agosto para hacer la misma cantidad de dinero que el año anterior acumulaba en menos de dos semanas, algo que deja ver que las propinas pueden suponer un 20% del salario.
Sin embargo, no para todas las personas la crisis sanitaria ha supuesto una negativa en su vida. Para Silvia Fernández, por ejemplo, ha conllevado un cambio a mejor.
Antes de la epidemia, ella tuvo una inmobiliaria durante cinco años. Pero a raíz de la pandemia mundial ha impulsado la plataforma Tipper.es, que se utiliza a través de códigos QR y que está enfocada para que los clientes puedan dejar propinas a los establecimientos a los que acuden.
La empresaria ha explicado para 'El Mundo' que la idea floreció «tras identificar la necesidad de sustituir el pago en efectivo por la transferencia en el móvil».
Aunque se trata de un proyecto que ya estaba poniendo en marcha antes del estallido de la crisis sanitaria, la pandemia ha servido para que el desarrollo de Tipper.es se acelerase.
«Desarrollamos una plataforma, con una app, donde escaneando el código QR del trabajador le dejabas una propina en el acto. Ahora, con la COVID-19, el empujón ha sido brutal».
Una de las grandes ventajas de esta aplicación es que no es necesario compartir ningún dato personal. Los que tienen que instalarla son los establecimientos y sus empleados, y lo único que tiene que hacer el cliente es enfocar con su móvil el código QR del trabajador y de esta manera recibe la cantidad que el consumidor desee proporcionarle.
Además, esta plataforma no solo puede usarse para bares y restaurantes, según ha informado la creadora, también «se están bajando la App también fisioterapeutas y profesionales independientes de todo tipo».