El COVID-19 continúa latente en todo el mundo. A medida que el virus se ha ido extendiendo, los científicos también han ido conociéndolo mejor. Lo que ha ayudado a detectar cuáles son algunos de sus puntos débiles.
Son muchos los expertos que tratan de lidiar día a día con este coronavirus que ha asolado todo el planeta. Durante los últimos meses, la comunidad científica ha tratado de conocer mejor la estructura y el funcionamiento del nuevo virus.
Al principio de la pandemia se creía que sólo era una enfermedad respiratoria. El motivo es que puede provocar una gran inflación en los pulmones de los pacientes más graves. Con el tiempo se descubrió que esto no era del todo cierto. El virus también afectaba a la circulación de la sangre, causando coágulos y trombos.
Uno de los casos más sonados ha sido el de los últimos días en Francia. En el territorio galo ha aparecido un paciente que ha sufrido una coagulación de lo más curiosa.
Un hombre de 62 años estaba siendo atendido en un hospital cuando sufrió priapismo. Lo que significa, que el paciente, tras haber dado positivo en COVID-19, tuvo una erección del pene exagerada. Tanto es así que tardó alrededor de cuatro horas en desaparecer y volver a su estado habitual.
Esta situación se produjo por el colapso de la sangre en sus genitales. Según los expertos, la coagulación de la sangre o trombosis es una complicación peligrosa. Cuando los coágulos bloquean las arterias o venas esto puede derivar en ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares.
Tras varias horas de sufrimiento, los médicos consiguieron frenar la situación a través de un drenaje. Así el pene pudo volver a su estado de reposo. El paciente, cuya identidad permanece en el anonimato, supone el primer caso de priapismo por SARS-COV-2 que se conoce en el mundo.
Dos semanas después, el paciente abandonó los cuidados intensivos. Y es que tras pasar varios días conectado a un respirador, todo apunta a que este francés de 62 años se ha recuperado.