Han pasado ya 48 horas y los amigos de Pablo González Armesto siguen sin comprender lo ocurrido.
Este asturiano de 42 años perdió la vida el sábado por la tarde mientras daba un tranquilo paseo en moto junto a otros compañeros. Participaba en la concentración motera de Villablino (León).
Según los testigos, el accidente se produjo “de la manera más tonta” mientras daban un paseo por los alrededores del pueblo. Iban a menos de 40 kilómetros por hora cuando la moto que iba delante de Pablo frenó en seco. Chocó con la rueda delantera y saltó por los aires hacia delante.
El motorista, natural de Mieres, sufrió un brusco golpe en el pecho como resultado de la caída contra el asfalto. El casco protegió su cabeza, pero el impacto contra el suelo le causó una hemorragia interna que desencadenó su muerte poco después. Su entorno se encuentra devastado.
Murió mientras era trasladado en helicóptero
El entorno de Pablo González, vecino de Mieres de 42 años y enamorado de las motos, aún trata de asimilar lo ocurrido. Aseguran que fue una fatalidad, y que lo normal es que se hubiera roto un brazo como mucho. Sin embargo, el golpe fue suficiente como para acabar con su vida.
Uno de sus mejores amigos iba a su lado cuando ocurrió la tragedia, y explica que todo pasó muy rápido. Tras pasar un badén, la moto que iba delante de Pablo frenó sin que él se diera cuenta de la maniobra. Esto desencadenó su caída y acabó tendido en el asfalto junto al guardarraíl.
Los servicios de emergencia se desplazaron rápidamente hasta el lugar del accidente, pero no pudieron hacer nada por él. Pablo aún estaba con vida cuando llegaron los sanitarios, aunque sufría lesiones internas muy graves. Murió mientras era trasladado en helicóptero al hospital.
Tuvo muy mala suerte
Los familiares de Pablo González velaron ayer su cuerpo en el tanatorio de Murias, sin acabar de comprender aún lo ocurrido. Asegura estar rotos por esta fatalidad que ha causado una gran consternación en su localidad natal de Mieres. Sus allegados recordaron desolados su figura.
Le describen como “un chaval entrañable, muy cariñoso y muy noble”, que fue víctima de la mala suerte. Aseguran que lo normal es que hubiera sufrido algunas heridas leves, porque “iba muy suave”. Ahora están tratando de asimilar lo ocurrido sin buscar culpables, ya que “ha sido pura mala suerte”.
Pablo era “un gran compañero para todos”, muy amigo de sus amigos y que se hacía querer. Las motos eran su gran pasión, y se desvivía por sus padres. Formaba parte de una familia muy querida en el barrio de Santa Marina, donde en las últimas horas han recibido el cariño y el apoyo de los vecinos.
Un herido leve en el mismo accidente
El accidente en el que murió Pablo ocurrió el sábado, sobre las 18:45 horas, en el kilómetro 13 de la CL-626 en la provincia de León. Las asistencias lograron estabilizarlo, pero ya en el helicóptero perdieron sus constantes vitales. Eran las 20:25 horas cuando certificaron su defunción.
Su compañero sufrió una luxación de hombro por el impacto de la caída, sin que hubiera que lamentar más desgracias. Según explican, Pablo estaba haciendo una ruta por la zona y disfrutando del paisaje a poca velocidad. Fue entonces cuando se produjo la fatalidad, de la que tardarán en recuperarse.
Junto a Pablo iba su primo y un amigo que se encuentran devastados por lo ocurrido. Ellos compartían con el fallecido la pasión por las dos ruedas, y estaban disfrutando de una cita motera en la localidad leonesa de Villablino. Todo acabó en tragedia, de la manera más inesperada, y de la forma más absurda.