En las últimas semanas y meses, la perspectiva electoral del Partido Popular ha cambiado de forma clara. Desde la llegada de Pedro Sánchez al Palacio de la Moncloa, todos los estudios demoscópicos situaban a los socialistas en cabeza, sosteniéndose sobre una mayoría de izquierdas en el Congreso. Pero esta tendencia ha cambiado recientemente: las últimas encuestas abren la posibilidad de que la suma del PP y Vox alcance la mayoría y permita a Casado llegar a la Moncloa.
La nueva tendencia se inició hace ya algunas semanas, pero poco a poco ha ido dando muestras de consolidación. Este mismo lunes, 5 de julio, una encuesta de Sigma Dos para El Mundo da 130 escaños al PP y 44 a Vox. Su suma quedaría, pues, a solo dos escaños de la mayoría absoluta, que fácilmente podrían conseguir con el apoyo de fuerzas minoritarias (C's, Navarra Suma o Foro Asturias, por ejemplo).
Pablo Casado prepara un cambio de estrategia para catapultarse a la Moncloa
En este contexto, es evidente que la perspectiva a corto plazo para Pablo Casado es buena, con una clara mejora de las encuestas y de su liderazgo interno y externo. Pero, a su vez, el presidente del PP es consciente de que la presente legislatura va para largo y que hay margen para que las cosas se tuerzan. La cita electoral será en otoño de 2023 si no se produce ningún adelanto y, ante ello, el PP quiere que Casado se prepare para aguantar su buena racha en esta carrera de fondo.
Tal y como explica este lunes 'El Economista', barones y altos cargos del partido, están diseñando un cambio de estrategia para reforzar aún más el liderazgo de Casado. La idea es la defensa de las instituciones y del pacto de 1978 y poner el foco en la economía y la igualdad territorial. En el marco de esta nueva estrategia, se habla también de reformar el equipo que acompaña a Casado sobre todo en los temas económicos.
Actualmente es la exministra Elvira Rodríguez quien lidera el equipo económico de Pablo Casado, pero se pretende relevarla buscando un perfil más joven. Suena, por ejemplo, el nombre de la también exministra Fátima Báñez, o de otros ex altos cargos menos mediáticos como Alberto Nadal o Daniel Lacalle. Una de las prioridades del nuevo giro va a ser recomponer las relaciones con la CEOE, de quien el PP se ha alejado tras los elogios de Garamendi a los indultos.
Un giro que deja a Abascal en fuera de juego
En el PP ya se ha asumido que la legislatura va para largo y es por ello que se prepara una estrategia a largo plazo. La idea no es centrarse en la crítica agresiva al Gobierno, sino irse aprovechando del desgaste que va a sufrir, como es natural, en los dos años que quedan de legislatura. Es por ello que no se va a entrar en la moción de censura que insistentemente piden Vox y Ciudadanos.
Desde el PP ven claro que liderarla —y que fracasara, porque los números en el Congreso no dan— solo minaría la tendencia de Casado. La solución es dar la espalda por ahora a Vox, descartando la moción y dejando a Abascal en fuera de juego, solo en el extremo con esta propuesta. El PP consigue así marcar diferencias con Vox manteniéndose en una postura de enfrentamiento claro con Sánchez, pero sin llevar la bandera más dura, la de una moción de censura.
Sea como sea, lo cierto es que el PP y Casado son conscientes de que deben aprovechar la tendencia en la que están inmersos. Mejorar su imagen y su equipo, combatir al Gobierno y marcar diferencias con Vox son los tres ingredientes de una receta que, en Génova, esperan que lleve a Casado a Moncloa.