Imagen del interior de una cárcel española

Denuncian una nueva agresión de un preso sobre funcionarios de prisiones en Sevilla I

Han reclamado al Ministerio del Interior el reconocimiento de los trabajadores penitenciarios como agentes de la autoridad

 

Imagen del interior de una cárcel española
Denuncian una nueva agresión de un preso sobre funcionarios de prisiones en Sevilla I| GTRES

La Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP), sindicato exclusivo en el ámbito penitenciario, ha dado conocer este jueves, 1 de agosto, una nueva agresión en el centro penitenciario Sevilla I.

Según ha informado en un comunicado, a las 14,00 horas de este pasado miércoles, un interno del módulo siete se negó a acatar las órdenes del cierre y no entró en su celda al tiempo que exigía ver a un médico para que le diesen «más pastillas» y gritaba al resto de internos para que se amotinasen sin conseguirlo.

Se abalanzó sobre los funcionarios

Tras ello, tal como ha agregado APFP, se le trató de calmar para su entrada en la celda, «momento que aprovechó para abalanzarse sobre los funcionarios allí presentes», tirando al suelo a uno de ellos, golpeándolo «con gran virulencia» y provocándole contusiones y una fisura en el pie.

Finalmente el interno pudo ser reducido y aislado de forma provisional «con el fin del cese de su actitud agresiva», mientras que el herido tuvo que ser atendido por los servicios médicos, primero en el centro y posteriormente en el hospital.

Tras este nuevo caso, la asociación ha denunciado que «estas situaciones son cada día más frecuentes en los centros penitenciarios sin que el Ministerio del Interior ni la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias pongan medios técnicos para ayudar a disuadir y solventar situaciones violentas de este perfil de internos, al contrario dictan órdenes de servicio que criminalizan a los trabajadores penitenciarios».

Asimismo, ha reclamado al Ministerio del Interior el reconocimiento de los trabajadores penitenciarios como agentes de la autoridad, la adecuación de los medios coercitivos al siglo XXI con la aprobación de pistolas Taser y un incremento de las plantillas «para ajustarlas a las necesidades reales de los centros penitenciarios».