Una silla de ruedas en la playa

Marta, la mujer sanitaria de Carlos Matallanas: 'Yo debía ser familia, no su médico'

La médico apoyó en todo momento al periodista en su dura batalla contra el ELA

Hoy martes 9 de marzo llora profundamente su muerte, pero Marta Monsalvo siempre llevará dentro de su corazón haber sido uno de los pilares de la vida del fallecido por ELA, Carlos Matallanas. La mujer del periodista es médico y le ayudó en todo el camino que tuvo que hacer frente contra la terrible enfermedad del ELA. «Por un lado, es muy bonito ver toda la confianza que deposita Carlos y su familia en mí; pero por otro es una responsabilidad muy, muy grande», explicaba Marta Monsalvo en una entrevista para la web 'Redacción Médica' en el año 2017.

Monsalvo afirmaba en aquella publicación que la enfermedad del ELA «nos ha cambiado la vida a los dos. Teníamos un montón de proyectos, como cualquier pareja joven. Hemos sido muy inquietos, nos gusta viajar… y esos planes ahora han terminado», confesaba. Fuera de los proyectos que tuvieran en mente, Marta Monsalvo explica que «lo más duro es ver a la persona que quieres tan limitada, tan atrapada en un cuerpo, sin poderse mover ni expresarse», confesaba la joven.

Marta Monsalvo, el gran apoyo de Carlos Matallanas durante su enfermedad

La mujer de Carlos Matallanas conocía la dureza de la enfermedad del ELA, que no tiene cura  y se aprecia poco a poco el deterioro físico hasta que acaba siendo impactante. Monsalvo confesaba en 2017 que «él no es solo esta persona que requiere constantemente atención hasta un punto que a veces hace que llegues a desesperarte, él es todas las demás cosas tan bonitas de las que yo me enamoré», explica.

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Marta y Carlos contrajeron matrimonio el día 5 de enero de 2015, tan solo seis meses más tarde de que el joven periodista supiera que padecía esa tremenda enfermedad degenerativa. Desde el primer día, el apoyo de Marta Monsalvo hacia su marido fue fiel y tenaz, siendo un aspecto clave fundamental para que el periodista pudiera seguir desempeñando su labor en sus dos grandes pasiones en la vida, que son el fútbol y el periodismo.

Cuando conocieron el fatal diagnóstico, Marta aplazó su residencia de Medicina Interna en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz. «Decidí que me debía coger un año de excedencia, porque tenía la sensación de que no llegaba a nada, que ni en casa ni el trabajo hacía todo lo que tenía que hacer y andaba como loca», contaba la mujer de Matallanas. Por aquel entonces, Carlos tenía aún una buena parte de movilidad, pero Marta se quedaba nerviosa cada vez que le dejaba solo: «Me iba y no sabía si iba a poder desayunar o sacar el perro él solo», afirmaba.

«Me desbordó por todos los sitios», confiesa la mujer de Carlos Matallanas

A su vez, Carlos Matallanas fue diagnosticado en el mismo centro sanitario donde su mujer Marta hacía la residencia. Vivían en Cádiz porque ella fue a hacer el MIR y Matallanas la acompañó y se mudó también a la ciudad andaluza. «Le estaba tratando gente que yo conocía, con la que hago guardias o he rotado. Se intentaban consensuar todas las decisiones mucho con Carlos; pero, sobre todo, conmigo», hasta el día que Marta se vio totalmente «sobrepasada por su implicación profesional».

«Querían hacerme partícipe, no porque yo supiese más, sino como acto de deferencia. Pero fue demasiado. A mí me desbordó por todos los sitios, ya que tenía que tomar decisiones que, por mucho que quisiese, no podía tomar porque no estaba emocionalmente capacitada», relataba Monsalvo. «Eso me afectó mucho hasta que reconducimos la situación porque nos dimos cuenta de que yo tenía que ser familia, no médico», concluía la mujer de Matallanas.