Sigue la consternación en Utrera (Sevilla) por la muerte de una joven de 17 años durante una reducción de estómago en Turquía. Manuela aprovechó el puente del Día de Andalucía para viajar con su hermano y un amigo a Estambul. En aquel país este tipo de operaciones cuestan hasta tres y cuatro veces menos.
Sin embargo, la reducción de estómago es una operación delicada que requiere la máxima atención por parte de un equipo de expertos. En esos países no hay la misma preparación ni los protocolos de seguridad en caso de emergencia. Lamentablemente, Manuela fue víctima de esta imprudencia.
Durante la operación, un error médico provocó un corte en el bazo que desencadenó una abundante hemorragia. La paciente fue sometida a una transfusión de sangre de urgencia, pero murió debido a las complicaciones. Su entorno se encuentra ahora devastado, y sus padres a la espera de repatriar el cadáver.
Allí es un negocio
La reducción de estómago es una intervención quirúrgica para reducir el tamaño del órgano digestivo. Así se reduce la ansiedad por la necesidad de comer y se acompaña el proceso de adelgazamiento. Pero en España las listas de espera son largas, y las operaciones en la sanidad privada muy caras.
Si una reducción de España puede costar 15.000 euros, en Turquía se puede conseguir por 3.000 o 4.000. Claro que las garantías no son las mismas, tanto por la preparación de los médicos como por la capacidad de reacción en caso de complicaciones. Es lo que le pasó a Manuela, una chica de solo 17 años.
Andalucía Directo ha hablado con las primas de la chica fallecida, que han explicado con detalle lo ocurrido. Explican que la adolescente “entró en el quirófano con toda la ilusión”. Y lamentan que en esos países esas operaciones son “un negocio” que en esta ocasión se ha cobrado la vida de Manuela.
Sin hacerle apenas pruebas
Su prima explica que “iba muy ilusionada porque primero te explican una cosa, pero cuando llegas allí es otra”. Entrando más en detalle, ha dicho que cuando Manuela llegó allí con su hermana y su amigo “vieron que no existen los mismos protocolos que aquí”. Según cuenta, la metieron en el quirófano sin hacerle apenas pruebas.
Manuela tenía antecedentes en la familia de reducción de estómago y sabía más o menos como funciona la cosa en España. Pero al llegar allí “le hicieron una analítica, cuánto mides, cuánto pesas, y la metieron en el quirófano”. Su primo cuenta que había “treinta personas en camillas en un pasillo esperando para entrar”.
Esta familia relata que operan a los pacientes uno tras otro, y que los familiares que estaban allí quedaron traumatizados. “Una operación que aquí dura cuatro horas, allí lo solucionan en una hora”, añade. También apunta que “nuestras vidas allí no valen nada, y lo que quieren es dinero en euros”.
Los tres por el mismo precio
Esperan que se difunda su experiencia para que la gente deje de viajar a esos países: “es un mercado de este tipo de operaciones”. De hecho, asegura de mano de la Embajada que “la semana pasada murió una señora de 42 años”. Según esa información, indemnizaron a su hijo para que no dijera nada.
Los familiares están ahora reunidos en el tanatorio de Utrera esperando la repatriación del cadáver. Desde allí, su prima se deshace en lágrimas al recordar que “era una chica muy feliz, a la que todo el mundo quería mucho porque se hacía querer”. “Entró en el quirófano riéndose, porque estaba muy feliz”, afirma.
También confirma que la hermana de Manuela se sometió a la misma operación, aunque en su caso salió bien. Según sus palabras, “las dos tenían problemas de sobrepeso y se operaron para adelgazar”. Con el dinero que una operación cuesta en España, en Turquía se operaron Manuela, su hermana y un amigo de la familia.