Manuel Moreno mató a su ex novia Daría Oliva, la cortó en siete trozos, la guardó en un arcón congelador, e hizo creer a todos que seguía viva. Pero su plan acabó al descubierto. Ahora se enfrenta a 25 años de cárcel por asesinato.
La Audiencia Provincial de Madrid juzga desde la semana pasada al presunto asesino de Daría. Los hechos tuvieron lugar en octubre de 2017, cuando ella tenía 22 años y él 42. Vivían juntos, aunque ella había acabado con la relación hacía poco.
El juicio ha permitido conocer de primera mano la versión de Manuel. Lo más llamativo ha sido su disconformidad a que se la llame descuartizador. «Solo le corté los brazos y las piernas», asegura, y dice que lo hizo porque el cuerpo no entraba en el congelador entero.
Es más, Manuel niega que sea un maltratador y ante el jurado popular se reivindica como un firme opositor contra la violencia de género. A pesar de su estrategia, lo tendrá difícil para evitar pasar unos cuantos años en la cárcel.
La fiscalía y la acusación popular le piden entre 20 y 25 años de cárcel por asesinato y profanación de cadáver. Además, exigen una indemnización de 240.000 euros para los padres de la víctima, y 7.000 para cada una de sus hermanas.
Una discusión violenta
Daría era una chica de origen ruso que había sido adoptada por una familia española junto con sus dos hermanas. En 2014 conoció a Manuel, veinte años mayor que ella. Y un mes después se fueron a vivir juntos, en una habitación compartida en Alcalá de Henares.
La madrugada del 6 de octubre de 2017, Daría llegó a casa después del trabajo. «Les escuché discutir, pregunté si estaba todo bien, y él me dijo que sí. Ella no contestó y no volví a escucharla. Ahora lo relaciono todo», explica el casero, Julio César González.
La tarde anterior, Manuel había salido a tomar algo y consumió todo tipo de drogas. Hachís, marihuana, anfetaminas y cocaína. Un cóctel fatal que estalló por la noche, en una discusión con su ex pareja. El detonante fue, según Manuel, un dinero que le debía.
Manuel y Daría compartían el piso con el casero, que asegura que antes de aquella noche nunca les escuchó discutir. Pero la verdad es que las disputas eran frecuentes. La pareja se había desgastado, y ella había decidido cortar por lo sano.
Seguían compartiendo espacio por cuestiones de dinero. Aquella madrugada, las palabras dieron paso a las agresiones. Según el relato de la fiscalía, él le mordió en el brazo y le asestó un puñetazo que la dejó malherida e indefensa.
Fue entonces cuando le clavó un cuchillo de 29 centímetros dos veces, una en la espalda y la otra en el corazón. Según ha explicado Manuel, discutieron por el desorden de la habitación y porque ella le robó 650 euros. El robo nunca fue denunciado.
Alega que fue en defensa propia
Sostiene que la mató en defensa propia porque ella quiso agredirle con el cuchillo: «Se lo clavé porque me lo hubiera clavado ella». Luego, dice, pensó en suicidarse, en llamar a los médicos, en entregarse. Pero optó por otra solución: descuartizarla.
Durante las 24-48 horas posteriores al crimen la troceó y siguió consumiendo drogas. Limpió la habitación con sosa cáustica, y metió los restos humanos en un arcón frigorífico que se encontró en la calle. Allí permanecieron 16 largos meses.
Daría hacía tiempo que no tenía relación su familia adoptiva, y esto hizo que no la echaran en falta hasta al cabo de un año. Durante este tiempo, él entró en sus redes sociales para hacer creer a todos que seguí viva.
Tras el asesinato escribió al casero desde el teléfono de Daría. Le dijo que se iba de Madrid y que a partir de entonces Manuel pagaría el alquiler. También escribió un mensaje desde su perfil de Facebook: «Estoy haciendo varios cambios en mi vida».
Seguía siendo una niña
El padre de la víctima también ha intervenido en el juicio. Según su versión, cuando empezaron la relación ella dejó de contestarle las llamadas. La chica tenía un carácter muy introvertido debido a su paso por un orfanato en Rusia: «Seguía siendo una niña».
La adoptaron con 9 años. Al iniciar la relación con Manuel, se fue distanciando de sus padres. Su madre dio la voz de alarma tras meses sin saber nada de ella. El 30 de diciembre denunció la desaparición, y la encontraron el 7 de febrero.