Amira nació en Vitoria en 2017 fruto de la relación entre su madre, la vasca Maider, y el argelino Mohamed El Habib Cherifi. Cuando tenía solo cinco meses, su padre la secuestró y desde entonces vive a más de mil kilómetros de España. Maider sigue luchando para reencontrarse con ella.
La historia de amor entre Maider y Mohamed es también un infierno de malos tratos. Él la cautivó con tentadoras promesas de libertad, amor eterno y una vida próspera. Ella tenía 17 y cayó en las redes de un manipulador, un mentiroso compulsivo que no tardó en mostrar su verdadero rostro.
Se conocieron en 2016, y aunque la familia de ella le advirtió de que no era un buen partido, la inocente joven apostó por la relación. Poco después se quedó embarazada, pero para entonces su idílico romance ya se había transformado en un calvario. Los gritos, el control y las prohibiciones pronto dieron paso a la violencia.
Así se gestó en el vientre de Maider la pequeña Amira, rodeada de un ambiente de malos tratos. Los insultos dieron paso a las agresiones, pero acabada de cumplir la mayoría de edad sufría la violencia en silencio. En diciembre de 2017 nació la niña, y cinco meses después su padre se la llevó para siempre.
Una fecha grabada a fuego
3 de mayo de 2018. Es la fecha que Maider y su familia no podrán borrar jamás de su memoria, porque es el día que Mohamed secuestró a su hija. Se la llevó a Orán, Argelia, a cientos de kilómetros de su casa. Desde entonces, la vasca no descansa para ganar la batalla a su maltratador y volverse a reencontrar con la niña.
Mohamed organizó el viaje a Argelia para tres personas, con la excusa de que Maider y Amira conocieran a sus padres. Pero la pequeña había nacido con un soplo en el corazón y necesitaba estar controlada. A pesar de las peticiones de la familia de Maider para posponer el viaje, este se realizó el 1 de mayo de 2018.
Una vez en Argelia, Maider descubrió la trampa que les había parado su pareja. Mohamed quería convertir a su hija en musulmana, y nada más entrar en Orán cogió a Maider por el cuello y la golpeó. Dos días después, tras una escena con agresiones e insultos, escondió a su hija de cinco meses y echó a su mujer de casa.
"Si no coges este avión, no volverás a ver a tu hija", le dijo una vez que la había dejado en el aeropuerto. El maltratador no cumplió nunca su palabra, porque Maider cogió aquel avión pero nunca más ha vuelto a verla. Amira está a punto de cumplir cuatro años, y lleva más de tres separada de su madre.
Mohamed El Cherifi, en busca y captura
Después del secuestro, Mohamed volvió a Vitoria y se instaló cerca de Maider pero sin la niña. Según han comprobado los investigadores, dejó a la niña en Argelia con unos amigos. El juzgado de violencia de género de Vitoria decretó una orden de alejamiento, la retirada del pasaporte y de la patria potestad al argelino.
Pero de nada sirvieron estas medidas, porque la niña no estaba en España. La justicia argelina, por su parte, condenó el abandono de la hija por parte del padre pero nunca otorgó ningún derecho a la madre. La niña fue conducida a un Centro Social en Argelia, mientras en España su madre seguía siendo acosada.
La policía registró varios delitos menores cometidos por Mohamed El Cherifi, que desapareció poco después. En febrero de 2021 Francia dictó una orden de detención contr él. Le acusan de dirigir una organización criminal que habría cometido agresiones sexuales con arma, detención ilegal, extorsión y robo con violencia.
El propio Cherifi está acusado de ser el autor de dos violaciones con arma blanca. Su rostro está en todas las comisarías de Europa, y en estos momentos creen que se encuentra de nuevo en Orán.
La dura batalla de la madre
Una vez localizada su hija en el centro social argelino, Maider viajó al país para solicitar su custodia. Durante 7 meses, la vasca vivió en casa del obispado francés en Argelia mientras esperaba la sentencia. Pudo ver a Amira en contadas ocasiones, con vigilantes y con límites de tiempo, como en la cárcel.
El 14 de marzo, la sentencia cayó sobre Maider como un jarro de agua fría: la justicia dio la custodia de Amira al padre. Diez días después rechazaron el recurso de apelación de Maider y confirmaron la sentencia. El único camino que le queda por recorrer es el de la justicia española, que está en conflicto con la argelina.
En España, Mohamed es un maltratador condenado por violencia de género y sin derechos sobre su hija. Pero las medidas cautelares en España no sirven de nada en Argelia, ni siquiera la orden europea de detención. Para los jueces argelinos el arraigo familiar es razón suficiente para negar la custodia a la madre, que no sabe árabe.