Juan Alberto González

Juan Alberto, el español fallecido en un atentado que ahora espera justicia

Hoy empieza el juicio contra los responsables de los atentados de París de 2015 en los que murió este español

El 13 de noviembre de 2015 el terrorismo islamista sembró el terror en las calles de París. La masacre de la sala Bataclán, los tiroteos en varias terrazas y las explosiones en el Estado de Francia dejaron 131 muertos. Hoy empieza en el Tribunal de París un juicio histórico contra los responsables de los atentados.

Entre las víctimas mortales del Bataclan estaba Juan Alberto González, un español de 29 años que estaba en la sala de conciertos durante el tiroteo. Se encontraba con su mujer Ángela, con la que vivía en la capital francesa desde hacia dos años. Ambos eran ingenieros y se habían casado aquel mismo verano.

La fatídica noche de los atentados, Juan Alberto y su esposa asistían en la famosa sala de conciertos a la actuación del grupo de rock Eagles of Death Metal. Ángela, que sobrevivió al ataque, contó que su marido se había desplomado al irrumpir la policía en el local. No sabía si había muerto debido a los tiros.

Lo último que vio fue a una ambulancia llevarse a Juan Alberto, y ella y otros familiares estuvieron durante horas buscándolo en los hospitales. Finalmente, las autoridades francesas confirmaron que se encontraba en la lista de fallecidos. Días después, la viuda hizo pública una carta explicando el desarrollo de los hechos.

El relato del horror: 'No se podía mover'

"Estábamos en el centro de la sala, un poco a la izquierda, escuché los disparos y todos nos tiramos al suelo. Antes de los disparos, Juan Alberto estaba delante de mí, por lo que decidimos tirarnos al suelo. Mi cabeza quedó cerca de sus piernas, instintivamente yo trataba de cubrirme la cabeza", relató.

En ese momento asegura que no sabía dónde estaba él, "pero él sí sabia dónde estaba yo, porque movió sus piernas para que mi cabeza quedara debajo". Ángela destaca que Juan Alberto intentó protegerla: "al rato se incorporó y me dijo algo que no pude entender, creo que dijo mi nombre".

"Le vi como mareado, me incorporé y me deslicé sentada hacia él, intenté sujetarlo entre mis brazos, vi que había sangre y creo que empecé a gritar", explica. A continuación, Ángela volvió a oír disparos y se tumbó "en su pecho". "Hubo un momento que la gente se levantó y corrió, pero él no se podía mover".

Se quedó con él hasta que llegó la policía "y dijeron que teníamos que salir". Ángela tuvo que salir para permitir que los servicios de emergencia pudieran actuar. "Una chica, Claire, me dijo que me tranquilizara, que ya le habrían metido en la ambulancia y que le estarían curando", relata.

Habla su madre: 'Que se pudran en la cárcel'

"El juicio del siglo", como se ha llamado en Francia, juzgará desde hoy miércoles a los responsables y posibles cómplices de los atentados. Se trata de uno de los atentados terroristas más mortíferos en el continente europeo. Está previsto que dure nueve meses, envuelto en una gran atracción mediática.

La gran sala de 45 metros de largo acogerá a una parte de las víctimas y a los más de 300 abogados que participan del juicio. Hay 20 personas acusadas, de las cuales cinco están muertos y uno encarcelado en Turquía. Catorce de los acusados estarán presentes, entre ellos Salah Abdeslam.

Abdeslam es el único de los diez autores materiales de la matanza que sigue vivo. Siete yihadistas se inmolaron, murieron durante los ataques o fueron abatidos días después. Salah Abdeslam fue capturado en Bruselas y pesa sobre él una posible pena de cadena perpetua.

La madre de Juan Alberto, Cristina Garrido, ha roto el silencio para mandar un mensaje a los asesinos de su hijo: "Que se pudran en la cárcel". Ha participado en una conferencia sobre prevención del yihadismo en San Lorenzo del Escorial. Allí ha podido explicar cómo se siente seis años después de los ataques.

"Los terroristas son unos malditos asesinos que se tienen que pudrir en la cárcel y cumplir íntegramente las condenas que les impongan", expresó. Y añadió con rotundidad: "No contemplo el perdón, no tengo por qué perdonarles porque sabían lo que hacían, matar a noventa personas en la sala Bataclán".