Varias personas alrededor de una mesa en una comida de Navidad

'Cenó en su casa en Navidad y ahora está intubado y boca abajo en la UCI de la Fe'

Ricardo Gimeno, jefe clínico de Medicina Intensiva del Hospital La Fe de Valencia, narra las duras situaciones que vive a diario

Ricardo Gimeno, jefe clínico de Medicina Intensiva del Hospital La Fe de Valencia, ha alertado este martes de que en el mes de enero la situación en la UCI del hospital «se ha desbordado» y gran parte de los ingresados son pacientes que se han contagiado de Covid «en brotes familiares en Navidad».

«Estaban cenando tranquilamente el día de Navidad o Nochebuena en casa y ahora a muchos de ellos los tenemos intubados y boca abajo», ha dicho Gimeno en 'EFE-TV', y ha afirmado que la vacuna «no es la panacea y con esto acabará la responsabilidad de todos». La situación hospitalaria "se ha desbordado, la UCI está llena y el área de reanimación prácticamente llena», lo que ha provocado que a trasladar a muchos de los pacientes no Covid a otras áreas.

Gimeno desvela que en los hospitales de menor tamaño «me consta que incluso la situación es peor y están al borde del colapso», con ocupaciones que sobrepasan el 100 %. «Estamos en niveles muy altos de ocupación y lógicamente es preocupante, porque de momento estamos con una tendencia creciente y no vemos el final de esa subida», confiesa el doctor.

Alarma por el aumento de pacientes jóvenes

«Hay mucho estrés hospitalario, a todos los niveles, tanto de compañeros de urgencias que están atendiendo una cantidad de pacientes increíble como en las salas de hospitalización, tanto covid como no Covid». A su vez, Gimeno explica que en hospital de La Fe los niveles de ocupación «son muy altos» pero al ser un hospital de grandes dimensiones se cuenta con la ayuda del área de anestesiología, neumología o medicina interna para atender a más pacientes.

Gimeno advierte de que aunque entran muchas personas mayores en el hospital, en la UCI «lo que tenemos son pacientes de mediana edad, alrededor de 55 años de media, muchos pacientes entre 60 y 70 años y también con menos de 40 años, y alguno muy grave por debajo de los 20 años incluso», cuenta en 'EFE-TV'.

Asimismo, el facultativo lanza un mensaje alarmante y relata que «la mayoría de enfermos que tenemos, sobre todo los que se han contagiado en Navidad, han sido por brotes en familias. Estos pacientes estaban cenando en Navidad en casa y ahora muchos están intubados y boca abajo».

La necesidad imperiosa de cuidarnos

El jefe clínico de Medicina Intensiva del Hospital La Fe de Valencia llama al civismo del ciudadano: «Creo que no hace falta que ningún político ni ninguna administración nos diga cómo nos tenemos que cuidar; como sociedad madura que tenemos que ser debemos ser partícipes de nuestra propia salud. Al final, los que nos tenemos que cuidar, los que tenemos que velar por nuestra propia salud somos nosotros y si fuera así, quizá las cosas nos irían mucho mejor a todos y las medidas, quizá, no tendrían que ser tan drásticas como las que están siendo actualmente», sentencia.

Para Gimeno, las medidas actuales «son bastante duras» pero es vital «autoimponernos las restricciones a nosotros mismos, no hace falta que venga nadie a decírnoslo. Tienen que creer a los médicos, ya nos sabemos cómo transmitir el mensaje de que estamos llenos, de que en cualquier momento vamos a tener problemas para atender a toda la población. Ahora, por desgracia, todavía estamos pagando el precio de la Navidad, donde hubo una propagación del virus tremenda y en intensivos todavía estamos ingresando pacientes que se contagiaron entonces», recalca.

«El personal sanitario está agotado»

Finalmente, el facultativo admite que el personal sanitario «está agotado. Somos muy vocacionales, nos gusta mucho nuestro trabajo, pero son muchos meses de batalla y, aparte del cansancio, está habiendo miedo al contagio», apunta.

«Cuando estás tanto tiempo sometido a un estrés como este y con pacientes tan graves cabe la posibilidad de que haya contagio entre el personal sanitario, como está pasando», reconoce, para señalar que eso provoca que el sanitario que sigue trabajando «tenga que duplicar sus fuerzas para suplir al resto».

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