Hoy 9 de marzo se conmemora el Día de las Personas Desaparecidas Sin Causa Aparente en España. Precisamente un 9 de marzo de hace 25 años desapareció Cristina Bergua, una chica de 16 años, en Cornellà de Llobregat (Barcelona). Javier Román sigue siendo el principal sospechoso de este caso sin resolver.
Javier Román, según los investigadores un hombre agresivo y muy violento, era la pareja de Cristina Bergua en el momento de su desaparición. Muchas cosas de la investigación no cuadran y el joven se mostró muy frío durante el suceso. Varios indicios llevan a pensar que se trata de un crimen machista.
Sin embargo, a lo largo de estos 25 años no se ha podido demostrar su culpabilidad. Javier, un hombre posesivo y obsesionado con las chicas menores de edad, vive en libertad en Cornellà de Llobregat. El eterno sospechoso de la desaparición de Cristina Bergua está en la calle, y la adolescente sigue en paradero desconocido.
Un hombre diez años mayor
Cristina Bergua tenía 17 años cuando desapareció el 9 de marzo de 1997 en Cornellà de Llobregat. Acababa de cortar con Javier Román, un hombre diez años mayor que ella con el que había mantenido una relación. El joven ejercía sobre ella una relación de dominio y malos tratos continuados.
Harta de esta situación, Cristina fue a casa de su pareja para dejarlo el mismo día que se le perdió el rastro. La adolescente era una chica muy responsable y sus padres se empezaron a preocupar cuando vieron que no volvía a casa. Sabían que la última persona con la que había estado era su novio Javier.
Cuando fueron a su casa a preguntarle si sabía dónde estaba, el hombre se mostró frío y despreocupado. Algo que les hizo sospechar, dada la gravedad de la situación en la que se encontraban. A partir de entonces se convirtió en el principal sospechoso, y los agentes fueron a interrogarlo.
Reaccionó con frialdad
Ante la policía, Javier admitió haber estado con Cristina la tarde que desapareció pero negó saber nada sobre su paradero. Lo hizo con la misma frialdad con la que había hablado con los padres de la joven. Lo cual acabó de confirmar las sospechas y puso a los agentes tras la pista de su culpabilidad.
El joven intentó incluso implicar al padre de Cristina Bergua en la desaparición de la menor. Apareció en un plató de televisión soltando esta desbaratada teoría que solo fue entendida como una estrategia para desviar la atención. Javier sostuvo siempre que su novia se había ido de forma voluntaria.
La policía trabajó con la hipótesis de un crimen machista y elaboró un perfil del principal sospechoso. Javier era controlador, celoso y posesivo, y además tenía una obsesión hacia las niñas menores de edad. De hecho, antes de ser novio de Cristina había mantenido otra relación turbulenta con una chica de 14 años.
Estuvo con una niña de 14
Javier Román mantuvo una relación con una niña de 14 años sobre la que ejercía un control enfermizo. La adolescente rompió con él cuando se dio cuenta de su verdadero carácter, pero entonces empezó su infierno. El joven le amenazaba con hacerle la vida imposible y le dijo a un amigo suyo que era capaz de matar.
Luego conoció a Cristina e iniciaron una relación que también terminó cuando la joven se dio cuenta de quien tenía al lado. Según el entorno de la víctima, él se dirigía a ella en estos términos: “Tú eres mía y haces lo que yo te mande, si no te meto una que te cagas”. Él podía salir cuando le apeteciera, pero ella no.
Cristina tenía que avisar a su novio cada vez que quería salir o hacer alguna actividad. Él la tenía sometida a una situación de control ejercido por el miedo y las amenazas. La chica había aparecido en alguna ocasión con morados en la cara, lo cual hizo sospechar a sus padres que su pareja la agredía.
Dónde vive ahora
La policía nunca pudo demostrar la culpabilidad de Javier Román a pesar de los indicios que le señalaban. No obstante, poco después de la desaparición él entró en la cárcel por tráfico de drogas. Lo pillaron con más de 3.500 gramos de cocaína y se pasó una buena temporada entre rejas.
Tras cumplir la condena salió en libertad y se instaló de nuevo en Cornellà de Llobregat, en el mismo lugar donde desapareció Cristina Bergua. Allí vive actualmente, tiene 51 años y el aspecto muy cambiado. Ahora luce el pelo largo y el cuerpo lleno de tatuajes, aunque sigue en el punto de mira por la desaparición de Cristina.
Mientras, la familia de la joven nunca ha perdido la esperanza de encontrar a su hija 25 años después. El suyo es uno más de los muchos casos de desaparición sin resolver en España. Hoy se conmemora el día en honor a todas esas personas, con la viva esperanza de que sus casos se resuelvan por fin.