Aunque nació como un partido de centro, contra la corrupción y el nacionalismo como señas de identidad, bajo el liderazgo de su fundador, Albert Rivera, Ciudadanos se fue escorando más y más a la derecha hasta que en abril de 2019, tras conseguir 57 escaños y convertirse en tercera fuerza política en España, se lanzó a la arriesgada estrategia de arrebatar al PP el liderazgo del centro-derecha.
El resultado es de sobra conocido: Rivera renunció a formar coalición con Pedro Sánchez y facilitar un gobierno de centro-izquierda que hubiera evitado nuevas elecciones y la tentación del PSOE de acercarse a Podemos y a los nacionalistas e independentistas, y en los nuevos comicios sufrió la peor debacle del partido quedándose con 10 diputados.
Albert Rivera asumió su fracaso y se fue, ocupando su lugar Inés Arrimadas, que durante la formación del nuevo gobierno de coalición mantuvo una línea muy parecido de hostilidad frente al PSOE de Pedro Sánchez. Pero el Coronavirus lo cambió todo, y Arrimadas inició entonces una estrategia de acercamiento que ahora se consolida con un nuevo rumbo del partido.
La intención de Inés Arrimadas de llevar a Ciudadanos a ocupar un nuevo espacio político que ha abandonado el PSOE, el centro-izquierda, queda definitivamente confirmada con el pin que ha lucido en su última comparecencia: el de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, que simboliza objetivos como eliminar la pobreza y hacer un planeta más sostenible y ecológico.
Sin ir más lejos, la Agenda 2030 es uno de los iconos que Unidas Podemos utilizó para lograr el gobierno de coalición, y no en vano la vicepresidencia de Pablo Iglesias se llama Derechos Sociales y Agenda 2030. Ahora, Inés Arrimadas lo luce orgullosa en la solapa mientras pacta con Pedro Sánchez la supervivencia de un gobierno que hasta hace poco tachaba de radical.
Al asalto del centro-izquierda
Durante el estado de alarma, Arrimadas ha detenido las hostilidades contra Pedro Sánchez y se ha convertido en su gran aliada a la sombra, ocupando el espacio de ERC a medida que estos se iban alejando en las sucesivas prórrogas del estado de alarma.
Con su nueva estrategia, Arrimadas quiere devolver a Ciudadanos notoriedad y hacer aquello que Rivera no quiso en abril de 2019: dar a sus diputados un papel relevante en la gobernabilidad. En aquella ocasión el desafío soberanista en Cataluña llevó al partido a radicalizarse a la derecha, pero ahora los estrategas del partido ven una oportunidad en el centro-izquierda por el vacío que ha dejado el PSOE, arrastrado por Podemos hacia la izquierda radical.
Para ganarse al electorado de izquierdas moderado, Arrimadas luce todo tipo de consignas progresistas, entre los cuales el de la Agenda 2030 que también pregona Pablo Iglesias, al tiempo que se convierte en una de las personas más relevantes del país al ser invitada al Club Bilderberg, esa reunión rodeada de misterio que alimenta las teorías de la conspiración mundial.
Ciudadanos, una formación acusada de defender los intereses de las élites (el partido del Ibex 35, que diría Pablo Iglesias), se abraza ahora al ecologismo y la erradicación de la pobreza, y confirma la naturaleza con la que nació el partido, una formación pequeña con función de bisagra condenada a ocupar un espacio de moderación con oscilaciones a derecha e izquierda según sople el viento.