Ghulam Abbas es pakistaní y trabaja desde hace años en una tienda de alimentación en Terrassa (Barcelona). Su vida dio un vuelco el pasado viernes, cuando sus dos hijas de 21 años fueron brutalmente asesinadas en su país de origen. Todo, por haber rechazado un matrimonio de conveniencia.
La tragedia de Ghulam es doble, porque entre los siete autores del asesinato están sus otros dos hijos. “Tengo dos hijas muertas y dos hijos en la cárcel, no sé qué pensar”, lamenta este hombre de 52 años. Ayer fue a la comisaría de los Mossos d’Esquadra a declarar, pero no pudo.
No había traductor de urdu en la comisaría de los Mossos en Terrassa, y finalmente no pudo dar su versión. Barcelona es punto de destino de muchos pakistaníes procedentes de la zona donde ha tenido lugar la tragedia. Una zona controlada por caciques que imponen a sangre la ley de la costumbre.
Viajaron engañadas
El caso ha dado la vuelta al mundo y ha causado una gran impresión particularmente en España. Aquí, en nuestro país, las nuevas generaciones de pakistanís han interiorizado la forma de vida occidental. Esto choca con sus parientes que viven allí, y que siguen regidos por las crueles costumbres.
Hace poco, Arooj y Anisa fueron obligadas a aceptar un matrimonio de conveniencia que ahora tenía que consumarse. Fue uno de los muchos enlaces que tuvieron lugar vía Zoom entre Pakistán y España durante la pandemia. Las dos hermanas, de 21 años, fueron comprometidas con sus primos.
El pasado jueves 19 de mayo viajaron engañadas al pueblo de sus padres, en la provincia del Punyab. Allí fueron obligadas a rubricar su matrimonio, pero las jóvenes se negaron y desvelaron su intención de casarse con otro hombre en España. Eso desencadenó la ira de sus parientes, y su venganza.
Se negaron a casarse con sus primos
Las chicas se negaron a poner su firma en los documentos matrimoniales, que abrían la puerta a los maridos para emigrar a Europa. Su gesto fue interpretado por sus parientes como una deshonra. Un tío suyo, dos hermanos y cuatro primos sometieron a las chicas a torturas para que aceptaran.
Lo hicieron en presencia de su madre, que cuando trató de intervenir fue encerrada en una habitación. Al no cambiar de postura, las dos víctimas fueron estranguladas y rematadas a tiros. La policía detuvo a seis de los siete autores de la matanza, pero probablemente salgan impunes.
En muchos de estos casos, el perdón de la familia es suficiente para sacar a los asesinos de la cárcel. De hecho, la madre se ha negado a denunciar y ha tenido que ser la propia policía la que presente cargos. En Terrassa, el padre de las víctimas y los verdugos ha roto su silencio.
La tragedia de Ghulam
Lo ocurrido en esta familia es normal en la zona de donde preceden, y se llama “crimen de la honra”. Con el asesinato de sus dos hermanas, Shehryar y Asfandyar han limpiado el buen nombre de su familia a ojos de los demás. Al hablar sobre ello, el padre se tapa el rostro y apenas puede hablar.
Su tragedia se suma a la pérdida de su hijo primogénito, hace unos años, ahogado en un río de Pakistán. El viernes le llamaron para comunicarle que sus dos hijas habían muerto a manos de sus dos hijos. Lo único que sabe es la versión oficial de la policía pakistaní: las chicas fueron víctimas de una trampa.
Primero fueron golpeadas, y luego asesinadas de un disparo mientras dormían al negarse a casarse con sus primos. La historia se remonta a 13 años atrás, cuando Ghulam llegó a Terrassa y empezó a trabajar duro para traer a su familia. Consiguió empleo en una tienda de alimentación, donde trabajaba día y noche.
Compaginaba dos trabajos y pagó un dineral para recibir un contrato de trabajo falso con el que traer a sus hijas. Primero llegó Arooj, que se había casado con un primo suyo en Pakistán, Hassan. Luego llegó Anisa, que también fue obligada a casarse con otro primo de nombre Atiq.
Querían libertad
Pero los matrimonios eran solo de palabra y faltaba formalizarlos. En Terrassa, lejos de sus maridos, las dos hermanas empezaron a vivir su vida de una forma que no gustaba nada a su hermano Shehryar. Aun así, los tres tenían un vínculo muy fuerte y él era un referente para las dos chicas.
Shehryar expresaba el amor hacia sus hermanas en forma de un control enfermizo. Esto coincidió con las ansias de libertad de las dos hermanas, especialmente de Anisa. La joven se enamoró de un chico paquistaní, empezó a salir con él e incluso se fue de casa en un par de ocasiones.
Luego llegaría el turno de Arooj, que también empezó a salir con un chico ante el furor de su hermano. Todo esto sacó a la superficie el carácter agresivo de Shehryar, cuyo padre empezó a temer seriamente que hiciera daño a alguien. Ghulam llevaba tiempo sin tener contacto con sus dos hijas.
Los Mossos investigan
La actitud de Arooj y Anisa empezó a enfadar seriamente a sus parientes, y la tensión estalló con el viaje a Pakistán. Las jóvenes creían que iban de vacaciones, pero una vez allí fueron obligadas a volver a España con sus maridos. Ellas no solo se negaron, sino que pidieron el divorcio.
Esa fue la gota que colmó el vaso, y Shehryar les dejó claro que ellas tendrían que vivir en Pakistán con sus padres mientras ellos se iban a España. Allí trabajarían para enviar dinero a la familia. Pero el plan de las chicas era volver y quedarse definitivamente en España para vivir sus propias vidas.
Seis parientes participaron con él en el asesinato de las jóvenes, y ahora se enfrentan a la pena capital. La policía paquistaní trabaja ahora para aclarar lo ocurrido, y los Mossos d’Esquadra tratan también de investigarlo desde Barcelona. La policía catalana investiga si viajaron forzadas a Pakistán.