Un equipo de físicos del Instituto de Estudios Avanzadosde NewJersey y de la Universidad de Princeton acaba de descubrir algo que hasta ahora parecía imposible: una forma 'segura' de enviar una persona viva a través de un agujero de gusano. Los agujeros de gusano son hipotéticos 'túneles' entre agujeros negros que conectan regiones distantes del Universo y cuya existencia está predicha por la Teoría de la Relatividad General de Einstein. Nadie, sin embargo, ha conseguido descubrir uno hasta ahora.
Estudios anteriores sobre la misma cuestión habían considerado difícil, si no imposible, llevar a cabo este tipo de viajes, pero Juan Maldacena y Alexey Milekhin han descubierto un modo en que los agujeros de gusano 'atravesables' podrían existir, y todo sin violar ninguna de las leyes de la Física que conocemos. Para ello bastaría, según los investigadores, en incluir una dimensión adicional.
La clave está en una dimensión extra de 'espacio-tiempo'
Maldacena y Milekhin, calcularon que si hubiera una dimensión 'extra' de espacio tiempo, ésta implicaría la existencia de un gran número de campos cuánticos. Y las fluctuaciones de esos campos producirían la energía negativa necesaria para evitar que el agujero de gusano colapse y se cierre. Por supuesto, según señala el propio Maldacena, no hay evidencia de que todos esos campos cuánticos adicionales existan, aunque son teóricamente posibles. Lo cual abre otra interesante cuestión: ¿Sería viable 'fabricarlos' artificialmente? Desde luego no, con nuestra actual tecnología.
¿Naturales o artificiales?
Existen, pues, dos posibilidades: que el proceso ocurra de forma natural, lo cual es extremadamente improbable; o que fuera posible crearlo de forma artificial. En teoría, en efecto, algo así podría hacerse únicamente con materia ordinaria y efectos cuánticos. Aunque, según los investigadores, probablemente el esfuerzo necesario para conseguirlo no valdría la pena.
La 'pega', según explicaron ya en 2017 Daniel Jefferis, Ping Gao y el físico de Stanford, Aron Wall, es que sería necesario, primero, encontrar dos agujeros negros perfectamente entrelazados, un fenómeno de la mecánica cuántica en el que lo que le pase a uno de ellos tendrá un efecto inmediato sobre el otro. Algo muy poco práctico, desde luego. Sin embargo, el tiempo pasaría de forma muy distinta para la persona que está dentro del agujero de gusano.
Curiosidades de lo que sería el viaje
Desde su perspectiva, en efecto, el viaje no tomaría mucho tiempo, aunque fuera del agujero todos sus familiares y conocidos envejecerán y morirán sin remedio, víctimas de los estragos del tiempo. El viajero, pues, volvería a emerger a través del segundo agujero en un mundo totalmente diferente al que dejó. Un mundo en el que podrían haber pasado siglos, o incluso milenios enteros.
Aparte de ese 'pequeño inconveniente', el viaje en sí no presentaría mayores problemas: el viajero notaría primero cómo va acelerando lentamente hasta alcanzar una velocidad vertiginosa, próxima a la de la luz, para ir decelarando después hasta volver a emerger. «Siempre que se viaje a una velocidad cercana a la de la luz -explica el científico- cualquier partícula o grano de polvo, o cualquier otra cosa que nos golpee sería problemática. Incluso un simple fotón podría ocasionar problemas».