La reunión de los asesores sanitarios de la Unión Europea en el foro del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades, el 18 y 19 de febrero en Estocolmo, fue clave para determinar el alcance de la pandemia del Coronavirus en Europa, y las actas demuestran que el asesor español, Fernando Simón, subestimó el peligro potencial del virus.
En cambio, otros países como Francia y Alemania sí mostraron su preocupación por el avance de la enfermedad y por la falta de medios antes un posible aumento de los casos. A pesar de sus advertencias, el Gobierno español tardó más de un mes en buscar material sanitario en el mercado internacional y reorientar la producción nacional.
Pero ya en aquellas fechas, las actas demuestran que Francia, a través de su asesor sanitario, Bruno Coignard, vaticinaba el peor de los escenarios para Europa: «El cuarto escenario, que contempla la transmisión masiva y que causaría un impacto significativo en los sistemas de salud, es el más probable».
También Alemania mostró su preocupación por la emergencia sanitaria que se avecinaba y alertó de la dificultad de conseguir equipos de protección individual, como mascarillas, batas y gafas. Según el acta, el 18 de febrero el asesor alemán, Osamah Hamouda, alertó que «el mercado está vacío y no es sencillo poner en marcha la producción nacional».
En aquella reunión, Alemania informó de que había puesto en marcha los protocolos para la realización de pruebas PCR en 20 universidad y se habían realizado más de 1.000 test del Coronavirus en varios laboratorios, mientras que España había realizado 60 test en total a pesar de haber tenido ya, en aquella fecha, dos positivos en su territorio.
Lo que refleja el acta es que Fernando Simón reconoció que España no estaba preparada para hacer un seguimiento epidemiológico de los casos, como exigía la epidemia en sus primeras fases. Simón se mostró preocupado por el riesgo de importación y cómo lidiar con los focos secundarios dado que el rastreo era ya entonces una gran carga para el sistema sanitario.
Pero al mismo tiempo subestimó el efecto de la transmisión comunitaria y aseguró, en varios momentos de la reunión, que esto era irrelevante en los focos principales de la epidemia. Según él, era más importante el factor temporal y la incidencia de la enfermedad.
Por eso llegó a disentir con los criterios del Centro Europeo de Enfermedades Infecciosas al considerar que «las áreas afectadas con transmisión comunitaria podrían cambiar según la situación progrese», y añadió que «algunas áreas que se encuentran en la lista del órgano europeo son en realidad intermedias».
La falta de actuación del Gobierno ante los primeros indicios de transmisión comunitaria en España fue luego objeto de polémica, ya que a finales de ese mes había un caso en Sevilla que no había tenido contacto con otros países afectados, y era especialmente preocupante la multiplicación de casos en Torrejón de Ardoz, Madrid.
Por otro lado, en la reunión del 19 de febrero, Fernando Simón consideró más importante el aislamiento de los casos que el número de test de diagnóstico, y alertó de la estigmatización de los infectados. Ya entonces habló de la preocupación entre el personal sanitario, pero España no hizo acopio de material hasta el 2 de marzo, y no hizo compras masivas hasta el 25 de marzo.