La decisión que tomó el Rey Felipe VI el pasado 15 de marzo, de romper lazos con su padre y retirarle la asignación anual de 200.000 euros, a la vez que renunciaba a su herencia, fue uno de los varapalos más grandes que pudo haber sufrido el rey emérito en sus años de reinado. Todo saltó por los aires cuando el diario británico 'The Telegraph' publicó la noticia de que Felipe era el titular de una cuenta bancaria de una fundación ‘offshore’ creada por Juan Carlos.
Desde entonces, todo el entorno de la Casa Real esperaba que Felipe VI realizara un último paso y retirara definitivamente a su padre de la Corona, cosa que no hizo, tal y como cuenta alguien muy cercano a Zarzuela:
«El año pasado, cuando se produjo la retirada pública de Juan Carlos, pensamos que el Rey iba a completar su decisión, apartándolo de la Familia Real. Pensamos que era un buen momento. Pero Felipe VI no quiso o no se atrevió a hacerlo. Se adujo que no quería dar una enorme disgusto a su madre, Sofía. Además, habría sido la puntilla a su padre. Pero ¿cuál será la siguiente mina que nos va a explotar, el siguiente escándalo que saltará y aún desconocemos? Cada vez que salta un escándalo tenemos que empezar casi de cero en nuestro trabajo. Demostrar de alguna manera que Felipe VI, como así es, ignoraba todo».
Casa Real, con miedo a la próxima metedura de pata de don Juan Carlos
Es por eso que desde dentro de la Zarzuela, el rey Felipe está recibiendo presiones para que aparte completamente a su padre de la Familia Real, tal y como pasó anteriormente con Cristina e Iñaki Urdangarín, antes de que se destapen más escándalos del rey emérito y entonces la imagen de la Corona quede demasiado tocada:
«Nos tememos que esto último de los maletines (el viaje que Juan Carlos realizó a Ginebra en 2010, con un maletín cargado con 1,9 millones de euros procedente de Bahrein) sea solo la punta del iceberg. ¿Qué va a ser lo siguiente?», señala preocupada la misma fuente.
El caso es que doña Sofía no tendría que salir de la Familia Real, ya que ella sigue representando en agenda a la Casa Real y sigue recibiendo su correspondiente asignación, cosa que no sucede con el rey emérito; aún así, la Constitución blinda al rey Juan Carlos y establece que no puede dejar de ser rey, ya que este cargo es hereditario.