Aunque las autoridades sanitarias nos siguen recordando que son casos aislados, la realidad es que siguen apareciendo casos de personas que sufren fuertes reacciones en España tras ser vacunados con AstraZeneca, llegando a producirse algunas muertes. Tras la muerte de un militar dada a conocer la semana pasada, este jueves se hacía público el fallecimiento de un hombre de 64 años en la Comunidad Valenciana solo ocho días después de haber recibido la primera dosis de esta vacuna.
Según recoge 'Levante-EMV', la familia del fallecido cree que los problemas de salud que sufrió días después de ser vacunado se deben a haber recibido esa dosis de AstraZeneca. Todo después que los médicos le dijeran que él no corría ningún riesgo particular, pese a que sufría una enfermedad pulmonar inflamatoria crónica conocida como EPOC.
Juan Carlos, que así se llama el fallecido, habría sufrido un aneurisma, una enfermedad cerebrovascular vinculada con la trombosis y que puede provocar una embolia, solo dos días después de ser vacunado. Su estado iría empeorando hasta que acabaría perdiendo la vida ocho días después de recibir la vacuna.
Pese a que desde el centro hospitalario donde fue atendido se han negado a hacer declaraciones sobre su fallecimiento, su familia no tiene dudas de que su muerte está vinculada con la dosis recibida. Y eso que las autoridades sanitarias siguen diciendo que son escasos los casos de trombos o problemas vasculares en el cerebro que son derivados de la vacuna.
Su salud fue empeorando con el paso de los días
Los familiares del fallecido tienen el temor de que Juan Carlos sea ese 0,65 casos de cada 100.000 vacunados a los que le han aparecido trombos tras vacunarse. El hombre habría ido a vacunarse el pasado 6 de abril al polideportivo El Toscar de Elche, después de ser citada por la consellería valenciana de Salut. Habría recibido esta primera dosis pasas las cinco de la tarde.
Jimena, la hija de Juan Carlos, aseguraba en el medio citado que antes de vacunarse su padre había llamado varias veces a su centro de salud para saber si había contraindicaciones. Le dijeron que le informarían en el punto de vacunación y allí le confirmaron que en principio no había problemas.
No pasaron muchas horas, fue esa misma madrugada, cuando el hombre empezó a sufrir fuertes dolores de cabeza, para los que se tomó paracetamol como le habían indicado. Al día siguiente, miércoles, sintió varios pinchazos en partes de su cuerpo como el pulmón, el corazón, los riñones o la cabeza.
El jueves siguió sintiendo fuertes dolores. Pese a ello, acudió a su lugar de trabajo en una empresa local de electromecánica. Una vez allí sufrió un desmayo además de vomitar. Sus compañeros avisaron a emergencias y fue trasladado en ambulancias al Hospital General de Elche, estando consciente.
Cuando llegó al centro hospitalario ilicitano, fue sometido a varias pruebas para detectar cual era el problema de salud que estaba sufriendo. Entre ellas se le hizo un TAC en el que le detectaron «HSA sugestiva de rotura aneurismática», es decir, sangrado entre el cerebro y los tejidos que lo protegen.
El 9 de abril fue trasladado desde el hospital de Elche al Hospital General de Alicante para hacerle más pruebas y controlarle el sangrado. Durante las primeras horas parecía que se estabilizaba, pero la medicación que le suministraron, con el paso de las horas, no hacía efecto. En ese momento, notificaban a la familia que tenía trombos en la cabeza. Su estado era ya crítico y se decidió no hacer ningún tipo más de intervención. Acabaría perdiendo la vida en el hospital tres días después.
Su hija ha lamentado que su padre haya fallecido y se pregunta si se podría haber evitado. «Dinero no queremos porque una persona no va a volver, solo queremos que se sepa, que se investigue más la vacuna o que miren más los historiales de la gente», afirma.