La historia de esta estadounidense de Alabama es un relato que conmueve a todo el mundo que lo conoce en detalle. La enfermera Betty Grier Gallaher tenía 78 años cuando perdió la vida el pasado 10 de enero debido a la enfermedad del coronavirus en el Coosa Valley Medical Center en Alabama. Este era el mismo hospital donde había desempeñado su labor como enfermera de urgencias durante 43 largos años.
Aunque fue avisada por sus compañeros y familiares en todo momento, la buena de Betty quiso continuar trabajando en el hospital para ayudar a los pacientes enfermos de Covid-19 y a todos sus compañeros a pesar de tener la edad para retirarse. La enfermera quiso prorrogar su vida laboral para seguir echando una mano en su hospital de toda la vida.
Betty murió un día antes de su cumpleaños
Betty Grier Gallaher hubiera cumplido los 79 años el pasado lunes 11 de enero, justo un día después de fallecer, le encantaba trabajar en los turnos de noche, ya que le gustaba ayudar a las enfermeras más noveles después de pasar cerca de 50 años en las salas de urgencia. Una de sus compañeras, Nikki Jo Hatten, la definió como «la cura para un ataque de ansiedad», aseguró en la 'CNN'.
La enfermera fallecida solo estuvo fuera del hospital dos días cuando la situación del Covid en Estados Unidos empezó a ser grave. Jo Hatten también habló para la 'CNN' sobre el papel de Betty cuando el coronavirus comenzó a ser imparable en los Estados Unidos: «No podía soportarlo. Echaba de menos venir al trabajo. Para eso vivió», afirmó su compañera de trabajo.
La promesa que hizo a su hijo y no pudo cumplir
Todo comenzó el domingo 19 de diciembre, cuando Betty empezó a encontrarse mal, si bien al principio no creía que padecía el coronavirus. La sanitaria de Alabama creyó que solo sería un bajó producido por el exceso de trabajo en el hospital. Pero, un día después, Betty se hizo un test de Covid y ahí conoció que estaba contagiada de coronavirus.
Betty pasó el Covid en su domicilio porque no pensó en ningún momento en ingresar en el hospital y hasta pidió a uno de sus hijos que dejaría de trabajar después de recuperarse de la enfermedad. A pesar de sus deseos, Betty fue empeorando con el paso de los días y tuvo que ingresar en el hospital. Hatten confesó a la 'CNN' que «el día que ella falleció, casi todo nuestro personal de emergencias fue y llenó esa habitación».
«Su única forma de vivir era ayudando a los demás»
«No era la forma en que queríamos que se fuera. Ella era el pegamento de nuestra sala de emergencias, o la matriarca de emergencias. Nos sentimos como si hubiéramos perdido a nuestra madre», confiesa la compañera de Betty.
«Había una sola forma en que ella sabía cómo vivir, y era ayudar a los demás», dijo. «Espero poder decir que viví mi vida de la forma en que quería vivirla, como ella», finalizó su testimonio Hatten para la CNN.
Por otro lado, desde el Coosa Valley Medical Center le han dado el último adiós a Betty con un emotivo mensaje en su página oficial de Facebook: «La Señora Betty siempre tenía una sonrisa en su rostro y fue nuestra animadora. Ella era enfermera. Ella encarnó nuestro encargo de cuidar a los pacientes: mente, cuerpo y espíritu. Siempre fue amable y se preocupó profundamente por sus pacientes. Lamentamos su pérdida y celebramos su vida. Extendemos nuestro más sentido pésame a su familia», reza el texto que la familia de Betty seguro no va a olvidar jamás.
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