Castilla y León ha registrado en las últimas horas dos brotes de afectados por COVID-19, uno de ellos en un campamento de la localidad soriana de Salduero, con ocho positivos, y otro en Valladolid, donde hay veinte personas contagiadas, según los datos facilitados por el Gobierno regional.
En el caso del campamento de Soria, en el que participaban 43 menores, ocho personas han dado positivo, concretamente un adulto y siete niños, mientras que otras 17 personas a las que se ha hecho el test PCR han dado negativo.
El viernes, 10 de julio, una menor tuvo síntomas por lo que el sábado, 11 de julio, fue trasladada al centro de salud de Covaleda, donde le realizaron la prueba PCR, cuyo resultado positivo se conoció el domingo. Inmediatamente se puso en marcha el sistema de vigilancia epidemiológica y se realizaron 24 pruebas, de las que siete, además del caso inicial, dieron positivo.
Por su parte, en Valladolid se ha declarado un brote con veinte personas que han dado positivo en las pruebas PCR que se les ha realizado. Se trata de personas que forman parte de entornos familiares y mixto y presentan síntomas leves o asintomáticos, por lo que no han sido hospitalizados y están en aislamiento domiciliario.
El Servicio Territorial de Sanidad lleva el control de 33 personas y esta vigilancia se ha extendido hasta la zona básica de salud de Cuéllar, ya que es donde trabajan varios de los positivos.
Castilla y León valora imponer el uso de mascarillas
El vicepresidente y portavoz de la Junta, Francisco Igea, ha reconocido su «preocupación» por los dos brotes que se han declarado este lunes en Valladolid, con 20 positivos, y en Soria, con ocho, y ha asegurado que está «sobre la mesa» del Consejo de Gobierno, que se reúne el jueves, la obligatoriedad del uso de mascarillas.
Así lo ha asegurado el también consejero de Transparencia y Ordenación del Territorio en declaraciones a los medios de comunicación en Cebreros (Ávila), donde ha mantenido un encuentro con alcaldes de la zona para abordar la ordenación del territorio.