Los efectos que está dejando la pandemia provocada por el Covid-19 están siendo de lo más desoladores, a la cifra de millones de contagios por todo el mundo se le suman otros tantos más de víctimas del coronavirus que engrosan cada día las cifras de todos los países. Pero esto no acaba ahí, pues expertos ya vaticinan un escenario de lo más preocupante cuando todo esto termine.
Según el experto más importante en Salud Pública que llegó incluso a asesorar al mismo Barack Obama en cuestiones sanitarias, Rafael Bengoa, el coronavirus tiene otras formas de acabar con la vida de las personas y que tiene que ver con los efectos que sobre la sociedad mundial dejará tras su paso: «Mata de una tercera forma. Una pobreza que se va a desencadenar a menos que tengamos una política económica muy ambiciosa con la gente más vulnerable del país».
En una entrevista para Radio Euskadi, Bengoa explica el círculo vicioso que se puede producir tras la llegada del virus y que parte con la situación precaria a nivel económica que parte de la población sufrirá con la llegada de una crisis económica producto de la pandemia: «La pobreza trae enfermedad y la enfermedad trae pobreza. Entonces tenemos que romper ese círculo vicioso porque es la tercera forma en la que mata este virus» incide el experto.
Rafael Bengoa también señala que debido a la pandemia, muchas personas no han podido hacerse las pruebas necesarias lo que provocará un aumento del 20% de muertes por cáncer. Además, aquellos pacientes que hayan superado el virus pero que hayan permanecido mucho tiempo en la UCI «van a tener traumas renales y van a necesitar diálisis y trasplantes renales, por lo que el impacto del virus es directo, pero es también indirecto porque va a estar afectando a todas las demás enfermedades».
España ya lleva semanas en la desescalada y el estado de alarma finalizará el 22 de junio, pero Bengoa advierte que sufriremos «un brote más grande que el de Pekín» aunque en esta ocasión «estamos más preparados». Para el experto es esencial que el uso de las mascarillas y la distancia de seguridad se sigan manteniendo hasta que se encuentre una vacuna. «Por lo menos un año» puntualiza.