Desde el inicio de la crisis del coronavirus, Corea del Sur se convirtió en un referente a la hora de detener la expansión de la pandemia.
A pesar de que el país fue uno de los primeros afectados, las autoridades emplearon una exitosa estrategiapara frenar la expansión y reducir al máximo su índice de mortalidad.
Sin embargo, la buenas cifras en el país asiático se han visto interrumpidas por un pequeño pero creciente foco de contagio vinculado con una zona de ocio nocturno en Seúl.
En los últimos días, Corea del Sur había reportado escasos contagios nuevos, la mayoría de ellos en personas procedentes del extranjero.
No obstante, la alarma saltó cuando se detectaron quince nuevos contagios vinculados con el distrito de Itaewon muy popular entre los coreanos y los extranjeros, según un comunicado del Centro Coreano para el Control y la Prevención de Enfermedades (KCDC, en sus siglas en inglés).
Las autoridades coreanas se encuentran preocupadas porque la actividad en estas instalaciones puedan provocar una segunda oleada del virus.
«Estos lugares tienen todas las condiciones peligrosas que nos preocupaban más» señaló el director de KCDC, Jeong Eun-kyeong.
Aunque todos los locales de ocio tienen que cumplir con reglas como el uso obligatorio de mascarillas, mantener una distancia de al menos 1 metro y registrar los nombres de todos los visitantes, lo cierto es que las condiciones de hacinamiento y ventilación favorecen la expansión.
Las autoridades han solicitado a los clubes y bares nocturnos el cierre voluntario de las operaciones durante a menos un mes y ha instado a sus ciudadanos a que restrinjan sus visitas a estas instalaciones tanto como sea posible.
La alerta del brote saltó cuando las autoridades de Seúl recogieron en una lista a aproximadamente 1.500 personas que han visitado los clubes y han entrado en contacto con otras personas que han dado positivo.
Para combatir el brote de coronavirus, Corea del Sur ha implantado un polémico sistema de alta tecnología para el rastreo de contactos.
A través de un sistema de alerta, los teléfonos móviles informan a cualquier persona sospechosa de haber estado en la misma área que el caso confirmado.
Sin embargo, la información que proporcionan a menudo incluye el acceso a los datos de ubicación del teléfono celular del paciente, imágenes de CCTV, extractos de tarjetas de crédito y datos personales como el sexo, la edad, el paradero y el lugar de trabajo.
No es de extrañar que numerosos grupos y colectivos sociales del país hayan rechazado este sistema de prevención que constituye una grave violación de los derechos humanos y una invasión a la privacidad del individuo.