La tercera ola del coronavirus en España ya es una realidad, a tenor de los últimos datos de contagios que han informado las autoridades. El lunes, 11 de enero, España alcanzó la mayor cifra de nuevos casos desde el inicio de la pandemia en un solo fin de semana, con más de 61.000 nuevos casos, y Sanidad ya ha advertido de que la previsión es que la curva siga al alza como mínimo hasta la semana que viene, cuando se prevé que las restricciones que han ido tomando las comunidades autónomas desde el Día de Reyes empiecen a mostrar sus efectos.
Ante el avance de casos y el consiguiente empeoramiento de la situación en los hospitales, todas las autonomías han decretado ya restricciones muy duras, algunas de ellas incluso más drásticas que las que se tomaron en la segunda ola, aunque de momento no se ha llegado al tan temido confinamiento domiciliario que nos mantuvo durante toda la primera ola entre las paredes de nuestras casas.
Muchos expertos pidieron este nuevo confinamiento durante la segunda ola, pero Sanidad alegó que las medidas que se estaban tomando ya eran suficientes, y el tiempo demostró que en parte tenían razón, porque se consiguió doblegar la segunda curva y empezar a bajar los contagios, la incidencia, y mejorar la situación hospitalaria.
El problema es que ese descenso de los datos epidemiológicos fue lento y se topó con las fiestas navideñas, que las autonomías aprovecharon para flexibilizar restricciones y permitir que la población se relajase y se juntase más de la cuenta, como Fernando Simón admitió ayer.
El resultado ha sido una nueva explosión de casos, más vertical que en la segunda ola, y que ha llevado a varias comunidades a estar viviendo su peor momento en toda la pandemia. Extremadura ya supera los 1.000 casos de incidencia acumulada en las últimas dos semanas, mientras que Murcia, la Comunidad Valenciana y Cataluña han alcanzado durante estos días su pico máximo de contagios de toda la pandemia, incluso superando a los de la primera ola.
Castilla y León ya pide el 'autoconfinamiento'
Otras regiones también han visto como sus casos aumentan drásticamente en pocos días, pero todavía no han llegado a esos niveles. Por esa razón, muchas de ellas están tomando medidas de forma preventiva. En Castilla y León, por ejemplo, se han cerrado los bares, centros comerciales y gimnasios cuando la región acaba de sobrepasar una incidencia de 400 casos por cada 100.000 habitantes.
Su consejera de Sanidad, Verónica Casado, ha recuperado una petición que la región ya hizo en la segunda ola, cuando el ministerio de Sanidad negó la posibilidad de permitir que las autonomías decretasen confinamientos domiciliarios por el aumento de casos.
Desde el Gobierno central argumentan que las medidas de la segunda ola fueron capaces de doblegar la curva y que deberían funcionar también durante la tercera ola, pero Castilla y León y alguna otra autonomía ya han vuelto a pedir cambiar el actual Estado de Alarma para poder decretar la medida, si hiciera falta.
De momento, Sanidad mantiene su postura y no contempla un confinamiento domiciliario, así que las administraciones autonómicas están optando por pedir a sus ciudadanos que se cierren en casa de forma voluntaria. Así ha ocurrido ya en Castilla y León, que actualmente está en fase 4 de riesgo extremo por coronavirus.
Verónica Casado se ha mostrado muy preocupada porque la velocidad de contagios de esta tercera ola está siendo «muy superior» a la de la segunda ola, con curvas que incluso se muestran completamente verticales en los gráficos.
Ante estos datos, y la previsión de que la situación se complique todavía más en lo que queda de mes, Casado ha pedido ese 'autoconfinamiento', lo que considera «vital» para evitar el contagio, y así reducir el riesgo de muerte y la presión hospitalaria.