La crónica negra española está repleta de crímenes estremecedores que han marcado la historia de nuestro país. No solo a nivel judicial, sino también mediático.
Más allá del archiconocido caso Alcásser, los asesinatos de Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes fueron dos sucesos que conmocionaron a España al inicio de la década de los 2000.
Ambos se produjeron en Málaga con cuatro años de diferencia, por lo que en un principio parecían no estar conectados. No obstante, se acabaría descubriendo que los dos fueron cometidos a manos de la misma persona.
Ahora, dos décadas después, un documental de Netflix ha revelado los detalles de un doble crimen que sirvió para destapar el mayor error judicial de la reciente historia de España.
Bajo el título El caso Wanninkhof-Carabantes, la pieza audiovisual de una hora y media de duración recoge los errores de una investigación que llevó a la cárcel a una mujer inocente.
Las incongruencias en la investigación policial y el juicio mediático paralelo que se produjo fueron fundamentales para llevar a Dolores Vázquez a prisión. Una condena que evitó que se siguiera buscando al verdadero culpable del asesinato: Tony King.
La desaparición y asesinato de Rocío Wanninkhof: un caso de errores judiciales
El 9 de octubre de 1999, la joven Rocío Wanninkhof desapareció tras abandonar la casa de su novio y dirigirse a un encuentro con varios amigos. La joven de 19 años nunca llegó a su destino final y sus familiares denunciaron que estaba en paradero desconocido.
Al día siguiente, la Guardia Civil empezó a rastrear y recopilar pruebas en la zona que rodeaba su vivienda, ubicada en la urbanización La Cortijera de La Cala de Mijas (Málaga).
A 300 metros de su casa, en un enorme descampado, los agentes encontraron una gran mancha de sangre, un pañuelo con restos biológicos y las huellas de un vehículo.
Ante tal escenario, los investigadores dieron por válida la teoría del asesinato, aunque todavía faltaba encontrar el cadáver.
En ese momento se inició un amplio dispositivo de búsqueda con voluntarios y equipos de rastreo. Finalmente, el cuerpo sin vida de la joven fue hallado el 2 de noviembre en avanzado estado de descomposición cerca de un club de tenis de Marbella.
Paralelamente, los agentes empezaron a investigar al entorno más cercano de la joven, convencidos sin ningún tipo de evidencia de que se trataba de un "asesino cercano".
Tras interrogar en numerosas ocasiones al novio de Rocío, amigos, familiares y otras personas del pueblo, incluyendo al párroco de la zona, toda la atención se centró sobre Dolores Vázquez.
La injusta condena a Dolores Vázquez: un año en la cárcel pese a no ser culpable
La principal sospechosa era una vecina e íntima amiga de Alicia Hornos, madre de la joven asesinada. Ambas habían mantenido una relación sentimental durante varios años e incluso Dolores Vázquez había criado a Rocío y sus hermanos.
No obstante, los rumores sobre una mala relación con la joven y una serie de testimonios que fueron en su contra la pusieron en la cuerda floja.
Además, los medios de comunicación influyeron a la hora de crear una imagen de la mujer compatible al perfil de una asesina. El hecho de ser concebida como una mujer agresiva, violenta y vengativa hizo que casi nadie dudase de su culpabilidad.
De esta forma, un año después del crimen, Dolores Vázquez era detenida como presunta autora del suceso. El 25 de septiembre de 2001 era condenada a 15 años de prisión por el asesinato de Rocío Wanninkhof.
Un caso que se cerró en contra de las pruebas científicas aportadas, ya que el ADN de la mujer no coincidía con el encontrado junto al cadáver de la joven. Tampoco coincidían con las ruedas del vehículo halladas en el lugar de los hechos.
El crimen de Sonia Carabantes: permitió liberar a una inocente y culpar a Tony King
En el año 2003, mientras Dolores Vázquez cumplía su segundo año de condena, la desaparición y asesinato de Sonia Carabantes, desgraciadamente, fue determinante para hacer justicia.
A la joven malagueña se le perdió el rastro en agosto de ese mismo año y las similitudes con el caso de Rocío fueron múltiples.
En las inmediaciones de su casa se hallaron restos de sangre y algunas de sus pertenencias. Una semana después su cadáver fue encontrado con signos de violencia muy parecidos.
Al analizarse los restos biológicos encontrados en las uñas de la joven se confirmaron las peores augurios. El ADN correspondía con el encontrado junto al cuerpo sin vida de Rocío, lo que confirmaba que Dolores Vázquez se había pasado 17 meses en la cárcel sin ser culpable.
A partir de ahí, estrechar el cerco sobre el verdadero asesino de la joven fue realmente fácil. Pero no por las pesquisas policiales, sino por el testimonio de la mujer del criminal. Cecilia Pantoja tenía sospechas de que su marido, Tony Bromwich, era culpable de ambos delitos.
La policía británica fue la encargada de corroborar todos los indicios tras informar de que su verdadero nombre era Tony Alexander King y era conocido como el "estrangulador de Holloway". Un depredador sexual que había asaltado en Londres a varias mujeres.
Tras realizarse una prueba de ADN, el asesino de las dos jóvenes malagueñas fue enviado a prisión. Actualmente se encuentra cumpliendo condena en la penitenciaría de Herrera de la Mancha (Ciudad Real).