Pedro Sánchez durante una comparecencia de prensa en la Moncloa

Primer aviso serio de Europa a Pedro Sánchez: 'Será un descontrol'

El presidente del Gobierno recibe un toque de atención sobre los Presupuestos

Pedro Sánchez durante una comparecencia de prensa en la Moncloa
Las cifras económicas de Sánchez no cuadran para la Comisión Europea  | GTRES

Pedro Sánchez y su Gobierno saben que se juegan buena parte de futuro en unos presupuestos, que a la espera que sean aprobados en los próximos meses, permitan afrontar de manera eficaz el golpe económico que está suponiendo la pandemia. Aun así las primeras previsiones macroeconómicas ya han recibido un primer varapalo por la parte de la Comisión Europea. 

Concretamente el vicepresidente Valdis Dombrovskis es quién está trabajando con el plan presupuestario del Gobierno, que le remitió el pasado 15 de octubre. Y sus primeras advertencias no fueron nada halagüeñas: aseguraba que España registrará cifras récord en su déficit público a partir de 2022, una vez ya se haya superado la crisis sanitaria provocada por la Covid-19. 

Cifras muy por encima de la media europea

Las estimaciones que hacen desde el gobierno comunitario es que España será la economía europea que encare de peor manera la situación derivada de la crisis económica, sobre todo en cuanto a la fortaleza de sus cuentas públicas. Bruselas afirma que el déficit estructural en nuestro país alcanzará unas cifras nunca vistas de hasta un 7,2% del Producto Interior Bruto. 

Esto la sitúa muy por encima de la media estimada para el resto de la eurozona, que se queda en un 3,7%. La cifra, que marca un aumento de los gastos respecto a los ingresos de un país, solo es similar en otro país europeo: Eslovaquia con un 6,4%. Otro país como Italia que ha sido duramente golpeado por el coronavirus se queda en un 4,3%. 

En números, significa que anualmente el gobierno español cuenta con unos 80.000 millones de euros para poder incluir en sus presupuestos o evitar la emisión de deuda. Son cifras no vistas en la economía española. Y es que por poner un ejemplo, en la crisis económica de 2008, derivada del estallido de la burbuja inmobiliaria procedente de EE.UU y que acabo afectando a todo el mercado mundial, solo se llegó a una cifra del 2,6%, según refleja el informe Previsiones de la Comisión Europea de Otoño 2020. 

El gobernador del Banco de España alerta sobre los gastos estructurales

Ahora mismo el Gobierno juega con la baza de que desde Europa se ha permitido flexibilizar temporalmente sus reglas fiscales este año y el 2021. Así no se prevén sanciones para aquellos países que se endeuden para sufragar medidas coyunturales, es decir temporales derivadas directamente de la pandemia. Es decir el ejecutivo español tiene carta libre para aumentar su gasto en ayudas sociales, financiar los ERTE o comprar material sanitario, aunque se llegue a un preocupante déficit público de un 8,6%, también el más alto en Europa. 

Pero Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, señalaba que España no solo está incrementando sus gastos coyunturales, sino que también los estructurales o a largo plazo. Hernández de Cos apuntaba directamente a medidas como el Ingreso Mínimo Vital, la subida de sueldos de los funcionarios o la revalorización de las pensiones según el IPC. 

Para él esto provocará que el déficit estructural se pueda disparar hasta un 5,1%, y eso que está lejos de lo calculado por Europa. Respecto a 2019, ven un incremento a un 4% respecto a la previsión de un 3% del Gobierno, para este año lo sitúan en un 6% y hasta el mencionado 7,2% para 2022. 

España ve peligrar sus posibilidades de endeudamiento por este incremento de déficit que podría hacer replantear al Banco Central Europeo la posibilidad de adquirir deuda de un país con estas cifras crónicas. Pese a todo, fuentes gubernamentales explican a 'El Mundo' que esperan que haya flexibilidad en las instituciones europeas y que el objetivo principal no pasará por posibles reformas cortoplacistas o recortes sino por un plan de recuperación estructural con medidas a largo plazo, como una reforma de las pensiones que garantice su seguridad.