Sigue la conmoción en Campredó, la pedanía de Tortosa (Tarragona) en la que vivía la niña de 11 años fallecida el martes tras sufrir una perforación intestinal. La pequeña había sido diagnosticada de Covid-19, pero se esperaba a los resultados de la autopsia para determinar la causa del fallecimiento.
Aunque en un primer momento se dio por hecho que la niña había fallecido por Coronavirus, los médicos que la trataron y las autoridades sanitarias lo descartaron y pidieron esperar a los resultados de la autopsia para sacar una conclusión clara.
La niña fue ingresada inicialmente en un hospital de Tortosa, pero fue trasladada al Hospital Joan XXIII de Tarragona debido al empeoramiento de su estado de salud. Los médicos le practicaron una intervención quirúrgica sin éxito, y acabó falleciendo el martes a las 7 de la mañana, sin determinarse la causa exacta de la muerte.
También se especuló con que podría padecer un síndrome infantil raro asociado con el nuevo Coronavirus, pero según fuentes oficiales, la perforación gástrica ha sido el motivo de la muerte y el Covid no ha tenido nada que ver. La pequeña, de origen pakistaní, había sido intervenida quirúrgicamente en su país por problemas digestivos antes de venir a España.
La víctima es la pequeña de dos hermanas de una familia de origen pakistaní residente en Campredó, una pedanía de la localidad de Tortosa. El mes pasado volvieron de Pakistán a Campredó, una zona especialmente golpeada por la pandemia, con las calles vacías y los servicios de ocio y los bares cerrados.
Los vecinos no hablan hoy de otra cosa, pero descartan que la niña haya muerto por Covid-19. «En el ayuntamiento dicen que murió por un tema del estómago», dice una vecina. Es el fatal desenlace de un caso que empezó horas antes cuando la niña fue hospitalizada en el Hospital Verge de la Cinta de Tortosa, al encontrarse mal y haber dado positivo por coronavirus.
Ahora se sabe que la niña ya sufría este tipo de indisposiciones antes de llegar a España, e incluso fue operada en un hospital de Pakistán por problemas digestivos. No se descarta que la operación haya tenido que ver con el triste desenlace, aunque no se ha confirmado.
Tras varios intentos por estabilizar a la pequeña, los médicos decidieron su traslado al Hospital Joan XXIII de Tarragona, el que cuenta con más recursos en toda la provincia. La niña entró muy mal de madrugada y los médicos la sometieron a una operación de urgencia. Fuentes del hospital dejan claro que se la trató rápido y se hizo todo lo posible por salvar su vida.
Los doctores diagnosticaron lo que se conoce como abdomen agudo, pero la dolencia derivó a una isquemia intestinal y una perforación gástrica que acabó con la vida de la niña. Algunos de sus compañeros de clase de su hermana confirman que ya estaba mala antes e iba muchas veces al médico, aunque tampoco tienen más información.
En todo caso, los vecinos aseguran que la familia pakistaní, que llevaba poco tiempo en el pueblo, apenas se relacionaba con la gente más allá de unos familiares que también vivían en la pedanía.
El Covid no tuvo nada que ver
Tras el revuelo mediático por el fallecimiento de la niña, el ayuntamiento aclaró en redes que la pequeña no había fallecido por Covid. Así lo confirmaron los médicos que la trataron y el departamento de Salud de la Generalitat. Su responsable, Josep Maria Argimon, lo desmintió en rueda de prensa: «No es lo mismo morir por Coronavirus que con Coronavirus».
Los médicos del hospital dicen que «una cosa es que la niña diese positivo en el test y otra que eso tenga algo que ver con el fallecimiento. La niña muere por una peritonitis, por un cuadro de perforación gástrica, y que fuera positivo en Coronavirus no cambia las cosas: es como si atropellan a un positivo y se muere, el virus no tiene nada que ver».
También desmienten de forma tajante que falleciese por el síndrome de Kawasaki, un mal que afecta a los menores y que se asocia con el SARS-CoV-2. De momento, esta es la versión oficial que en el pueblo, desierto por el Coronavirus, dan por buena.